Malala Yousufzai, de 15 años, abandonó el hospital Queen Elizabeth de Birmingham (centro de Inglaterra) “para continuar su rehabilitación en el hogar temporal de su familia” después de que los médicos consideraron que se encuentra “suficientemente bien” para seguir su tratamiento como paciente externo en estas próximas semanas, precisó en un comunicado.
La adolescente deberá retornar al hospital “a finales de enero o principios de febrero” para someterse a una cirugía craneal reconstructiva en el marco de su largo proceso de recuperación.
“Malala es una joven fuerte y ha trabajado duro con la gente que le atiende para hacer excelentes progresos en su recuperación”, declaró el doctor David Rosser, director médico del hospital.
En estas últimas semanas, la muchacha ha salido regularmente del hospital, siempre bajo control médico, para poder pasar tiempo en casa con sus padres, Ziauddin y Toorpekai, y sus dos hermanos menores, que se reunieron con ella en Gran Bretaña.
Malala estaba ingresada en Birmingham desde su llegada a esta ciudad el 15 de octubre procedente de Islamabad en un avión ambulancia proporcionado por los Emiratos Árabes Unidos.
Seis días antes, la joven resultó herida de bala en la cabeza y un hombro en un ataque cometido en un autobús escolar en el valle del Swat (noroeste de Pakistán) por un grupo talibán que buscaba castigarla por su lucha en favor del derecho a la educación de las niñas.