El expresidente de Uganda Idi Amin, uno de los gobernantes más sangrientos de África a quien se le atribuyen decenas de miles de muertes, fue enterrado ayer en Arabia Saudí, horas después de su fallecimiento en ese país.
Amin, quien era musulmán, fue sepultado en la ciudad de Yidda, donde se estableció luego de su derrocamiento en 1979, dijo uno de sus hijos. Tenía más de 70 años.
“El está enterrado. La familia decidió y lo hemos enterrado en Yidda”, declaró Ali Amin por teléfono desde su hogar en Jinja, a unos 80 kilómetros al este de la capital de Uganda, Kampala.
Una fuente del Hospital Rey Faisal en Yidda dijo a Reuters que Amin había muerto a consecuencia de una falla de sus funciones vitales. Se encontraba en estado crítico desde hace varias semanas.
Reino de terror
Excampeón de boxeo, Idi Amin llegó al poder en 1971 con un golpe de Estado y su gobierno se caracterizó por excentricidades y purgas violentas.
Muchos ugandeses lo acusaban de guardar varias cabezas de enemigos decapitados en su refrigerador, alimentar a cocodrilos con cadáveres humanos y ordenar el descuartizamiento de una de sus esposas.
Amin, que llegó a expresar admiración por Adolfo Hitler, fue denunciado en África y el exterior por la matanza de decenas de miles de personas bajo su régimen despótico de 1971 a 1979. También expulsó a miles de asiáticos de la excolonia británica.
Muchos ugandeses reaccionaron con una mezcla de alivio y nostalgia ante la muerte de un líder a quien muchos aplaudieron por expulsar a los asiáticos, que dominaban la vida económica del país.
Amin nació en 1925, de acuerdo con la mayoría de las fuentes, en el seno de una familia campesina en la pequeña tribu Kakwa, de mayoría musulmana.
Su conducta excéntrica le creó una imagen de bufón con erráticos exabruptos.
Se declaró a sí mismo Rey de Escocia, prohibió los hippies y las minifaldas y asistió con un falda escocesa a un funeral de un miembro de la familia real saudí.
Tras tomar el poder en 1971, se convirtió en un dictador despiadado que, según la Comisión Internacional de Juristas, violó todos los derechos humanos fundamentales durante un “reinado de terror”.