México. AFP y EFE El extravagante torero mexicano Rodolfo El Pana Rodríguez falleció este jueves a los 64 años debido a un paro cardíaco, un mes después de que una violenta cornada lo dejara tetrapléjico y con una salud muy débil.
Rodríguez, que a veces toreaba con un puro en la boca, sufrió dos cornadas el pasado 1.° de mayo en una corrida en la ciudad de Lerdo, Durango (norte).
El diestro originario de Apizaco, Tlaxcala, fue embestido por el astado Pan Francés, que lo levantó por el aire para luego caer de cabeza sobre el ruedo, después de haber recibido ya un fuerte golpe de un primer toro.
El torero fue internado inicialmente en un hospital de Torreón (Coahuila, norte), pero poco después fue trasladado a Guadalajara.
El Pana conoció tarde el toreo, cuando tenía 28 años. Fue una pasión que abrazó con fuerza y lo convirtió inicialmente en una figura sobresaliente, aunque después fue quedando rezagada por sus provocativas declaraciones fuera de la plaza.
“Criticaba a las grandes figuras del momento y le gustaba decir que él no alternaba con cualquiera”, aunque se tratara de toreros importantes, recordó, en mayo, Gustavo Mares Paredes, periodista mexicano especializado en tauromaquia.
Entre las extravagancias que lo caracterizaban, está el brindis que ofreció en el 2007 en su última aparición en la monumental plaza México, de la capital, dirigido a las mujeres que se dedican a la prostitución, cuando destacó la protección y el abrigo que le dieron en sus momentos de mayor soledad. El matador, que también dedicó sus corridas a los toreros que nunca llegaron a la plaza grande, es considerado por los especialistas el “último romántico” de los toreros mexicanos.