Teherán. DPA. Al menos 28 personas murieron y 47 resultaron heridas ayer en un accidente de aviación en la ciudad santa iraní de Mashad, en el noreste del país, mientras que 64 pasajeros y miembros de la tripulación resultaron ilesos.
El siniestro ocurrió en el aeropuerto de la ciudad, cuando el avión Tupolev 154 iba a aterrizar.
“Murieron 28 personas, 47 resultaron heridas y fueron hospitalizadas y los restantes 64 pasajeros y miembros de la tripulación están ilesos”, dijo el gobernador de la provincia de Khorassan, Mohammad-Javad Monammdizadeh.
Medios iraníes habían informado previamente de la muerte de 90 personas en el accidente y añadieron que se temía que pudiera haber más fallecidos a causa del fuego que se desencadenó en el avión.
El funcionario confirmó que durante el aterrizaje del aparato se pinchó un neumático. El avión, de la firma Iran Air Tours, derrapó en la pista de aterrizaje y se incendió. Imágenes de televisión mostraban la máquina aplastada en el suelo. El fuselaje tenía un gran hueco, cuyos bordes estaban carbonizados.
Según el gobernador, los bomberos salvaron a la mayoría de los pasajeros. Agregó que aún se investiga la causa del accidente. El avión había despegado del puerto sureño de Bandar Abbas.
“Hasta ahora solo pude contar 50 pasajeros vivos”, indicó un empleado del aeropuerto en Mashad. “También vi algunos cadáveres calcinados, completamente quemados y casi imposibles de identificar”, aseguró. Según la agencia de noticias Mehr, la mayoría de los cadáveres quedaron irreconocibles por las quemaduras.
El presidente de Irán, Mahmud VíAhmadineyad, encargó al Ministerio de Transporte investigar el accidente e instruyó al Ministerio de Salud para asegurar un buen tratamiento a los lesionados.
Mashad se encuentra unos 750 kilómetros al noreste de la capital, Teherán. Se trata de la ciudad de peregrinación más importante para los musulmanes chiitas y cada año la visitan unos 12 millones de fieles.
La mayoría de los turistas visitan la tumba del octavo imán chiita Reza, para orar por su salud y la de sus familias. Musulmanes persas creen firmemente que incluso enfermedades incurables pueden sanarse en la tumba del imán.