Viena. DPA. Natascha Kampusch, la joven austríaca que escapó tras ocho años secuestrada, se dirigió ayer por primera vez a la opinión pública con un llamamiento en el que pide respeto a su persona.
“Déjenme tiempo para que pueda informar por mí misma”, señaló Kampusch, de 18 años, en una carta que su psiquiatra Max Friedrich leyó en Viena.
En su escrito, Kampusch se presenta como una joven de personalidad fuerte y no como una víctima.
“El no era mi amo, aunque lo quería así.
“Yo era tan fuerte como él”, señaló acerca de su captor, Wolfgang Priklopil.
El secuestrador de 44 años, que se suicidó el miércoles de la semana pasada tras detectar la huida de Natascha, “se metió con la persona equivocada”, aseguró.
En su declaración, Kampusch añade al respecto: “En mi opinión, su muerte no era necesaria (...). En cierta medida estoy de duelo por él, porque fue parte de mi vida”.
Con respecto a su aislamiento de ocho años en un sótano de pequeño tamaño, asegura que no tiene la sensación de haberse “perdido algo”, aunque es consciente de que no tuvo una infancia ni una adolescencia normales.
Entre otras cosas, destaca que nunca comenzó a fumar ni conoció a amigos equivocados.
Kampusch describe también su vida cotidiana con Priklopil, quien la secuestró hace ocho años cuando iba camino del colegio en Viena.
Asegura que desayunaban juntos, hacían las tareas de la casa, veían la televisión y leían. “Todo asociado al miedo a la soledad”. El espacio en que el secuestrador la mantenía recluida fue diseñado por los dos. La joven destacó que se trata de su espacio privado y que no quiere que aparezca en público.
También señaló que no responderá preguntas íntimas. “Todos quieren formular siempre preguntas íntimas que no le interesan a nadie”. Quizá, agregó, algún día le hable de eso a una terapeuta, dijo, “o quizá nunca”.
Por deseo propio, la joven se mantiene alejada de la opinión pública en una institución y ha pedido tiempo para recuperarse.
Próximamente, será trasladada a una vivienda con asistencia psicológica, comunicó la abogada Monila Pinterits.
“Me siento bien en el nuevo lugar donde me encuentro”, hizo saber Natascha. Eso sí: se siente en cierto modo demasiado tutelada.
Y respecto de las quejas de los padres, que sostienen que no se les permite ver a su hija, Friedrich respondió: “Es una persona adulta y mayor de edad. Cuando quiera tener contacto con sus padres, será su decisión”. Ella misma también decidirá en su momento cuándo tendrá contacto con los medios. Sus padres, que viven separados, ya dieron algunas entrevistas e información.
El portavoz de la fiscalía del Estado, Hans-Peter Kronawetter, explicó que en el caso de Natascha se siguen dos procesos. En el juicio contra Priklopil, se espera aún el resultado de la autopsia. Además, se están comparando sus huellas con las de bancos de datos internacionales.
Un segundo proceso se sigue contra un desconocido, dado que una testigo del secuestro aseguró que vio a dos hombres meter a la niña en un vehículo. Las declaraciones de la joven indican que solo hubo un secuestrador.