San José. El Congreso de Nicaragua aprobó este martes iniciar juicios a quienes cometan acciones contra el gobierno de Daniel Ortega en el exterior, una decisión que, según la oposición, será utilizada como una “herramienta de represión transnacional”.
Una reforma al Código Penal, aprobada por unanimidad, impone penas de hasta 30 años de prisión para quienes promuevan sanciones contra el gobierno de Managua. Este delito se tipifica como “menoscabo de la integridad nacional”, cuya interpretación queda en manos de los tribunales, señalados de estar controlados por Ortega, al igual que el Congreso.
La norma, que aplica para nicaragüenses y extranjeros e incluye la posible confiscación de bienes, se aprobó el mismo día en que la ONU advirtió del “grave” deterioro de los derechos humanos en Nicaragua desde el año pasado, con un aumento de detenciones arbitrarias, malos tratos y persecución a todos los “percibidos como disidentes” por el gobierno de Ortega.
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La reforma, que entrará en vigor al ser publicada en el diario oficial, establece que también pueden ser sancionadas empresas y organizaciones no gubernamentales (ONG).
El gobierno de Ortega endureció la legislación y la represión después de las protestas opositoras de 2018. Desde entonces, se cerraron unas 5.500 ONG bajo el argumento de no reportar sus estados financieros. Sus bienes fueron confiscados.
Las protestas dejaron en tres meses más de 300 muertos, según la ONU, y desde entonces, miles de nicaragüenses partieron al exilio. Cientos fueron expulsados y sus bienes también fueron confiscados.
Oposición denuncia prácticas opresivas
“Estas reformas están encaminadas a fortalecer la labor de las instituciones de nuestro país encargadas del enfrentamiento a la criminalidad organizada transnacional”, dijo durante la sesión la diputada oficialista María Auxiliadora Martínez.
Para la oposición nicaragüense, exiliada mayoritariamente en Costa Rica, Estados Unidos y España, la reforma al Código Penal busca dar un marco jurídico a las prácticas “represivas” de Ortega contra la disidencia.
“Permite al régimen perseguir a cualquier persona, sin importar si se encuentra en Nicaragua o no, y sin necesidad de su presencia en los juicios, consolidando así un marco jurídico que respalda estas prácticas represivas”, afirmó el excandidato presidencial Félix Maradiaga, exiliado en Estados Unidos.
Aseguró que Ortega de este modo “extiende su alcance represivo a nivel internacional” para “silenciar a la oposición en cualquier lugar del mundo”.
Después de acusarlos de “traición a la patria”, en el 2023 el gobierno excarceló, expulsó del país y despojó de nacionalidad y bienes a 316 políticos, periodistas, intelectuales y activistas críticos.
Maradiaga advirtió de que las nuevas normas no son “compatibles con el derecho internacional” y que tienen “graves contradicciones” con la Constitución de Nicaragua.
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Juicio ‘en ausencia’
La disidencia en el exterior también criticó que se juzgue a expatriados sin estar presentes ni tener posibilidad de defenderse. “La inclusión del juicio en ausencia es particularmente preocupante (...) un ataque directo a los principios fundamentales de justicia y debido proceso”, comentó Maradiaga.
Ortega busca “dar forma legal a sus crímenes”, indicó el exembajador de Nicaragua ante la Organización de Estados Americanos, Arturo McFields, exiliado en Estados Unidos.
“Es darle un revestimiento jurídico a algo que han venido implementando de manera fáctica en años recientes”, señaló el exdiplomático.
McFields afirmó que la intención de Ortega y Murillo es “seguir golpeando, atacando a los adversarios políticos o a las personas que cuestionan al dictador”.