Caracas. Después de meses de jactarse de derrotar a la banda criminal más temida de Venezuela, el gobierno de Nicolás Maduro acusó a la oposición de mantener vínculos con el Tren de Aragua para generar violencia.
Tras ocupar militarmente en setiembre de 2023 el penal de Tocorón, donde operaba el Tren de Aragua, el gobierno anunció que había “desmantelado totalmente” esta organización. Incluso, el canciller Yván Gil calificó su existencia como “ficción mediática” ante los reportes de su actividad fuera de Venezuela.
Sin embargo, la narrativa cambió luego de la cuestionada elección del 28 de julio, en la que Maduro fue proclamado reelecto para un tercer mandato de seis años.
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El Tren de Aragua sigue existiendo, y su líder, Héctor Rusthenford Guerrero, alias ‘El Niño’ Guerrero, es acusado ahora de ser un agente de Estados Unidos.
“‘El Niño’ Guerrero dirigió personalmente parte de los desmanes y la violencia criminal del 29, 30 y 31 de julio”, afirmó el mandatario, en referencia a las protestas contra su reelección, que fueron reprimidas y que resultaron en el arresto de 2.400 personas, muchos de ellos detenidos en Tocorón.
“Fue captado por la CIA”, declaró Maduro. “Todo el operativo para declarar al ‘Niño’ Guerrero terrorista fue una fachada para chantajearlo y obligarlo a colaborar con el gobierno de Estados Unidos en su agresión contra Venezuela”, agregó.
El tren de Aragua y sus alianzas estratégicas
El Tren de Aragua nació en la cárcel de Tocorón, en el estado de Aragua, y comenzó a cobrar notoriedad hace una década. Con unos 5.000 integrantes, la organización se dedica a la extorsión, sicariato, narcotráfico, prostitución, trata de personas y minería ilegal, aunque también incursionó en negocios legales.
Sus operaciones se extendieron a países como Colombia, Perú, Chile y Estados Unidos, donde las autoridades ofrecieron millonarias recompensas por información que lleve a la captura de sus líderes.
“Es posible que una organización criminal adopte posturas políticas, pero suelen hacerlo por sus propios intereses”, explicó Phil Gunson, analista del Crisis Group. “Alinearse con el poder tiende a ser más conveniente para ellas que apoyar a la oposición”, añadió, destacando el interés del gobierno de asociar a la oposición con elementos negativos.
Maduro acusó de la violencia a María Corina Machado y a Edmundo González Urrutia, su principal rival en las elecciones, y solicitó prisión para ambos.
González Urrutia huyó a España, mientras que Machado se encuentra en la clandestinidad.
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Amenazas de muerte a Nicolás Maduro
El gobierno venezolano informó esta semana del arresto de cuatro estadounidenses, uno de ellos militar activo, dos españoles y un checo, quienes estarían vinculados con un plan para asesinar a Maduro.
Este tipo de denuncias por parte del oficialismo son recurrentes, siempre implicando a Estados Unidos como el principal instigador.
Maduro acusó a Washington de coordinar con el Tren de Aragua atentados contra él y otros funcionarios, así como “acciones terroristas” contra instalaciones como el palacio de Miraflores, la sede de la vicepresidencia, la Asamblea Nacional y otras dependencias del poder judicial y militar.
Hugo Acero Velásquez, profesor universitario y exsubsecretario de Seguridad de Bogotá, comentó que “es nuevo ver el uso de bandas criminales con fines políticos” en campañas o gobiernos, pero descartó que el Tren de Aragua busque desestabilizar el gobierno de Maduro. “No creo que apoyen a la oposición”, afirmó.
Estados Unidos, que desconoce la reelección de Maduro, anunció recientemente sanciones contra el Tren de Aragua. Texas, además, declaró a esta organización como grupo terrorista, en medio de denuncias del expresidente Donald Trump, quien sostiene que numerosos migrantes llegan desde países que “abrieron sus cárceles”.
Este tema ganó relevancia en la campaña electoral estadounidense.