Gates, postulado por el presidente George W. Bush al cargo de secretario de Defensa, consideraba que EE. UU. no podía seguir justificando lo que describía como intentos “poco entusiastas” para contener al gobierno sandinista de Nicaragua, según los documentos difundidos el viernes por los Archivos de Seguridad Nacional, un grupo de investigación privado.
En un documento interno dirigido al entonces director de la CIA, William Casey, el 14 de diciembre de 1984, Gates manifestó que los ataques aéreos que proponía estaban orientados a “destruir una parte considerable” del arsenal militar de Nicaragua y se focalizarían en tanques y helicópteros.
Recomendó también que Estados Unidos impidiera el envío de esas armas a los sandinistas en el futuro. El gobierno, dijo, debe dejar en claro que no contempla una invasión a ese país.
El blanco de sus preocupaciones era el presidente izquierdista de Nicaragua: Daniel Ortega.
Irónicamente, el nombramiento de Gates para suceder al secretario de Defensa Donald Rumsfeld fue anunciado pocos días después que Ortega ganó los comicios presidenciales de Nicaragua.
Ortega se ha presentado ahora como un político moderado y ha dicho que sus días de marxista-leninista han terminado.
Ortega fue consultado el sábado sobre la nominación de Gates, a lo que respondió que “nosotros no tenemos por qué estar preocupándonos sobre el nombramiento del secretario de Defensa de los Estados Unidos, lo que tiene que preocuparnos es qué relaciones fomentará Estados Unidos con la comunidad mundial”.
Por su parte, el exjefe del Ejército Sandinista, Joaquín Cuadra, comentó que esa fuerza pensaba extender el conflicto al resto del istmo si Washington lanzaba la campaña de ataques aéreos.