Tokio. AFP. El primer ministro de Japón, Shinzo Abe, está dispuesto a viajar a China el mes próximo para reparar las relacionas bilaterales interrumpidas hace un año, anunció ayer el canciller japonés.
Abe, el primer japonés nacido después de la Segunda Guerra Mundial que alcanza el cargo, es conocido por sus ideas conservadoras y nacionalistas, pero ha prometido mejorar las relaciones con China y Corea del Sur, dañadas tras una visita de su mentor y antecesor, Junichiro Koizumi, a un templo de guerra.
“Ahora que el primer ministro ha sido reemplazado, queremos organizar una cumbre con China en algún lugar en el mes de octubre”, declaró ante la prensa el ministro japonés de Relaciones Exteriores, Taro Aso, al día siguiente de la toma de posesión de Abe.
Oportuno. “Debemos considerar varias cosas, incluida la opción de una visita del Primer Ministro a China. El cambio en el cargo llegó en un momento oportuno”, dijo Aso, quien también fue canciller durante el mandato de Koizumi.
El nuevo portavoz del gobierno de Abe, Yasuhisa Shizaki, confirmó la voluntad de Tokio de celebrar lo antes posible una cumbre con China y otra con Corea del Sur.
Funcionarios japoneses ya habían declarado su esperanza de que Abe pudiera reunirse con el presidente chino Hu Jintao y con el presidente surcoreano Roh Moo-Hyun en noviembre, durante una cumbre del Asia-Pacífico en Vietnam.
Las cumbres bilaterales fueron suspendidas en abril del 2005 por Pekín y Seúl a raíz de las visitas de Koizumi al templo de Yasukuni, santuario del nacionalismo japonés en Tokio, que honra tanto a víctimas de guerra como a criminales de guerra.
Chinos y coreanos, víctimas del expansionismo japonés en el siglo pasado, se indignan por el peregrinaje de funcionarios nipones al santuario sintoísta.
China y Japón tienen también malentendidos sobre lucrativos campos petroleros y gasíferos en el mar de China Oriental.