Un juez militar estadounidense condenó ayer a un sargento del Ejército, descrito en la corte como el típico joven norteamericano, a ocho años de prisión por torturas y abuso sexual de detenidos iraquíes.
La condena para el sargento Ivan Chip Frederick, de 38 años, es la más dura de las que se dictaron para los tres soldados que hasta la fecha han sido sentenciados por las vejaciones en el penal Abu Ghraib, cerca de Bagdad.
Las fotografías en las que se mostraba a prisioneros desnudos y humillados en esa cárcel indignaron al mundo cuando fueron publicadas en abril.
Frederick, quien permaneció sentado e inmutable a lo largo de la corte marcial de dos días celebrada en una base estadounidense en Bagdad, pareció perturbado y bajó la mirada al suelo después de que el juez, el coronel James Pohl, anunció el veredicto.
La sentencia también incluyó la baja deshonrosa de Frederick, previa degradación en su rango.
Apelará sentencia
El abogado de Frederick, Gary Myers, calificó a la sentencia como excesiva y dijo que apelará.
Frederick, el soldado de rango más alto enjuiciado en el escándalo, se declaró culpable de cinco cargos que incluyeron agresión, acto indecente y falta al deber.
El sargento, padre de dos niños que iba regularmente a la iglesia, era carcelero en su vida de civil. Admitió haber ayudado a atar cables a los dedos y el pene de un prisionero y decirle que podría ser electrocutado, además de forzar a detenidos a masturbarse.
En uno de los abusos más flagrantes cometidos el año pasado y al que estaban relacionados los cargos, prisioneros desnudos y encapuchados fueron obligados a formar una pirámide humana mientras policías militares posaban para fotografiarse con ellos.
Dos psicólogos que testificaron para la defensa describieron a Frederick como un hombre introvertido que dependía fuertemente de otros y que tenía un fuerte deseo de satisfacer, lo que, según dijeron, servía para explicar porqué no disciplinó a sus colegas por vejar a los detenidos.