Beirut. La coalición de rebeldes liderada por islamistas lanzó una ofensiva relámpago en el norte de Siria. Avanzó hacia Hama, una ciudad clave en el centro del país. Las fuerzas gubernamentales intentan detenerlos con el apoyo de la aviación rusa.
Ante el recrudecimiento de las hostilidades tras más de una década de guerra civil, se multiplicaron los llamados internacionales para reducir la escalada.
El grupo islamista Hayat Tahrir al Sham (HTS) y otras facciones rebeldes iniciaron la ofensiva el 27 de noviembre en el noroeste de Siria. Tomaron decenas de localidades y una gran parte de Alepo, la segunda ciudad del país.
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“Violentos enfrentamientos tienen lugar en el norte de la provincia de Hama”, una ciudad estratégica en la ruta que conecta Alepo con Damasco. En esa zona, “la aviación rusa y siria realiza decenas de bombardeos” contra posiciones rebeldes, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).
Los grupos insurgentes controlan varias localidades en la región, informó esta oenegé con sede en Reino Unido y una amplia red de fuentes en Siria.
Un fotógrafo de esta agencia observó decenas de tanques y vehículos militares sirios abandonados en la carretera hacia Hama. El ejército sirio anunció refuerzos para contener el avance rebelde.
‘Combates feroces’
“Avanzamos hacia Hama tras limpiar” las localidades en el camino, declaró Abu Huda Surani, combatiente rebelde.
El ejército informó de “combates feroces”, especialmente en el norte de la provincia. Los enfrentamientos y bombardeos, los más intensos desde 2020, causaron 602 muertes desde el 27 de noviembre, incluyendo 104 civiles, según el observatorio.
Hasta el sábado, más de 48.500 personas, la mitad niños, fueron desplazadas en Idlib y el norte de Alepo, según la Oficina de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para Asuntos Humanitarios (OCHA). Entre ellos, miles de kurdos sirios. En la carretera Alepo-Raqqa, se observan largas filas de vehículos cargados con pertenencias, según esta agencia. Familias buscan refugio en zonas controladas por las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), lideradas por kurdos.
Por primera vez desde 2011, el régimen perdió el control total de Alepo. Grupos rebeldes, incluidos algunos apoyados por Ankara, se posicionaron en la zona, excepto en sectores norteños habitados por kurdos.
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‘Terror’ por ataques aéreos
En Idlib, aviones sirios y rusos bombardearon posiciones rebeldes. Rescatistas trabajan entre escombros de edificios destruidos. Los ataques alcanzaron también el campamento de desplazados Haranabuch.
“No puedo describir el terror que sufrimos”, expresó Hussein Ahmar Khader, profesor de la zona.
En Alepo, rebeldes patrullan calles cercanas a la ciudadela histórica y ocupan el aeropuerto internacional de la ciudad. Habitantes hacen filas para recibir alimentos distribuidos por una asociación.
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, manifestó alarma por la escalada en el noroeste de Siria y pidió un “cese inmediato de las hostilidades”, según su portavoz.
Estados Unidos, que lidera una coalición antiyihadista en Siria, instó a “todos los países” a buscar una desescalada. La Unión Europea condenó los bombardeos rusos en “zonas densamente pobladas”.
El presidente sirio, Bashar al Asad, acusó a Estados Unidos y Occidente de usar esta “escalada terrorista” para “redefinir el mapa regional”. Su homólogo ruso, Vladimir Putin, conversó con el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, sobre la urgencia de detener la ofensiva, según el Kremlin.
Irán anunció que evaluará peticiones de Siria para enviar tropas. La guerra civil mantiene dividido el país en zonas de influencia respaldadas por distintas potencias extranjeras.