París. Las tropas rusas avanzan en varios puntos del frente ucraniano, en un movimiento lento que corroe la confianza en la capacidad de Ucrania para revertir la situación. Desde inicios de este mes, el ejército ruso ocupó 478 km² de territorio ucraniano, su mayor avance mensual desde las primeras semanas de la guerra que comenzó en febrero de 2022. Así lo confirma un análisis de esta agencia basado en datos del Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW), un grupo de reflexión con sede en Washington.
“Rusia ha mantenido la ofensiva todo el año, pero la semana pasada fue una de las más difíciles, si no la más dura, para las fuerzas armadas ucranianas”, reporta Meduza, un portal de la oposición rusa que está prohibido en Moscú.
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Presión constante
Los datos del ISW no sugieren un colapso militar inminente de Ucrania. Sin embargo, el excoronel francés e historiador de guerra Michel Goya subraya que la tendencia resulta preocupante. “Asistimos a una aceleración de ese avance, con la sensación de que no podemos contenerlo”, comenta.
Rusia aplica una “estrategia de presión en todas partes, todo el tiempo”, con la intención de que la línea de frente “se rompa, se desmorone o colapse”.
Moscú da parte de la toma de una localidad casi a diario. Aunque ninguna captura individual tiene importancia extraordinaria, en conjunto representa un éxito significativo para el ejército ruso, asegura Alexander Jramchijin, analista militar ruso independiente. “El avance ruso, aunque no muy rápido, muestra el creciente deterioro de la situación en Ucrania”, apunta.
Poder de fuego
Desde 2022, Moscú mantiene superioridad en artillería. Sometida a sanciones económicas occidentales, Rusia transformó su economía en una máquina de guerra con el respaldo de aliados como Irán y Corea del Norte. “La industria de guerra rusa produce más armas de las que Ucrania recibe”, asegura Jramchijin, y “más municiones gracias a su industria y a Corea del Norte”.
El congelamiento de la ayuda estadounidense por el Congreso ralentizó el suministro para los ucranianos, mientras “3 millones de proyectiles norcoreanos llegaron a los depósitos rusos”, recordó Goya. Rusia también desarrolló un sistema de misiles guiados que utiliza en gran cantidad, mencionando además los 1.600 misiles balísticos norcoreanos KN-02 lanzados contra Ucrania.
Nuevo enfoque táctico
En lugar de tomar ciudades barrio por barrio, Rusia optó por una estrategia de asfixia. “La táctica busca cercar a grupos enemigos que se ven obligados a replegarse”, explica Goya.
“No hemos asaltado ciudades y aldeas en el frente, lo cual nos hubiera obligado a tomar cada metro cuadrado de calle, cada casa”, coincide Alexandre Kots, periodista militar del popular diario ruso Komsomolskaya Pravda. Esta estrategia podría forzar al enemigo a retirar sus tropas cruzando un largo corredor abierto a ataques.
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Movilización ucraniana agotada
El avance ruso afecta gradualmente la moral ucraniana. Kiev enfrenta dificultades para reclutar soldados mientras la desorganización del ejército y la corrupción favorecen deserciones y negativas a alistarse. “Vencer a un enemigo es matar su esperanza en su casa. Cuando el sacrificio de las personas que mueren no tiene valor, deja de tener sentido luchar”, comenta Goya.
El gobierno de Zelenski, presionado por el cansancio de la guerra entre la población civil, encuentra dificultades para movilizar reclutas, confirma un oficial militar francés que pidió permanecer en el anonimato.
Kiev anunció el martes una nueva movilización de 160.000 efectivos, especialmente ante el temor de un posible despliegue de soldados norcoreanos para reforzar las filas rusas.
Expectativa occidental
Expertos moderan la situación al señalar las elevadas pérdidas del lado ruso. Ivan Klyszcz, del Centro Internacional para la Defensa y Seguridad de Estonia (ICDS), asegura que, al ritmo actual, Moscú “podría tomar el resto del Donbás en varios meses, pero a un costo extremadamente alto y probablemente insostenible”. Mientras tanto, los aliados occidentales de Ucrania continúan postergando decisiones críticas.
El “plan de victoria” de Zelenski, que debería fortalecer su posición para negociar, divide a sus aliados y enfrenta la incertidumbre de las próximas elecciones en Estados Unidos. “Ucrania pronto se dará cuenta de que depender de sus socios occidentales podría volverse contraproducente en el futuro cercano”, afirma Klyszcz.
Aunque el envío de soldados norcoreanos puede crear una sensación de urgencia en Occidente, “no se sabe si esa urgencia se traducirá en promesas o en un apoyo reforzado. Eso está por verse”.