El alcalde Dieter Reiter insertó la llave en el primer barril con dos golpes de martillo y el grito de “O’zapft is” (está abierto) inauguró el 185.° Oktoberfest en Alemania.
Como lo demanda la tradición, le entregó la primera jarra de cerveza al gobernador de Baviera Markus Soeder, que declaró que “Oktoberfest es quizás la mayor tarjeta de presentación de Baviera en el mundo”.
Unos 6 millones de visitantes son esperados en el festival en Múnich antes de que concluya el 7 de octubre. Como en años previos, las mochilas y otras bolsas grandes están prohibidas, por razones de seguridad.
Los precios de la cerveza han subido de nuevo, una jarra de un litro cuesta 11,50 euros ($15,50), un incremento de 55 centavos respecto al año pasado.
Centenares de visitantes, muchos de ellos luciendo los vestuarios tradicionales como lederhosen (para hombres) y dirndls (para mujeres), esperaron para entrar a los terrenos del festival el sábado por la mañana antes de la apertura del primer barril.
Unos 600 policías y centenares de voluntarios mantendrán el orden en el área cercada en los 16 días del evento.