San José. Más de 50 religiosos, entre ellos 43 sacerdotes, fueron desterrados de Nicaragua por el gobierno de Daniel Ortega desde las protestas en su contra de 2018, según un informe de una ONG publicado este miércoles.
“Desde 2023, el régimen ha ejecutado cuatro acciones de destierro” contra miembros de la Iglesia católica y “más de 50 religiosos (incluyendo a 43 sacerdotes) han sido desterrados, y alrededor de 200 han sido impedidos de ingresar al país”, subrayó la ONG Colectivo Nicaragua Nunca Más, que trabaja desde el exilio en Costa Rica.
Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, acusan a la Iglesia de haber apoyado las protestas de 2018, que dejaron más de 300 muertos, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), y que ellos consideran un intento de golpe de Estado patrocinado por Washington.
Desde entonces, el gobierno nicaragüense ha detenido de forma “arbitraria” al menos a 74 religiosos y despojó de su nacionalidad a 35 de ellos, según el informe.
“Nunca el país había tenido a tantos sacerdotes presos, religiosas y religiosos perseguidos y expulsados. Ni en tiempos de guerra”, agregó.
Unos 450 políticos, empresarios, periodistas, intelectuales, activistas de derechos humanos y religiosos han sido expulsados de Nicaragua y despojados de su nacionalidad desde febrero de 2023, señalados de “traición a la patria”.
A fines de setiembre, en la Asamblea General de la ONU, el secretario de Estado del Vaticano, cardenal Pietro Parolin, pidió al gobierno de Ortega que respete “la libertad de culto”.
No obstante, “la sistemática persecución y comisión de crímenes de lesa humanidad que persiste en Nicaragua desde hace más de seis años no cesa”, advirtió el Colectivo Nicaragua Nunca Más.
“Las iglesias en Nicaragua sufren en pleno siglo XXI la mayor persecución en la historia del país”, agregó.
La ONG calificó la “persecución” contra la Iglesia como “crímenes de lesa humanidad”.
“Este patrón gubernamental de control y represión religiosa contra la fe católica y evangélica en Nicaragua demuestra la persecución, hostigamiento, asedio y graves violaciones a la libertad de conciencia y religión”, indicó la ONG.