Naciones Unidas. Los países miembros de la Organización de las Naciones Unida (ONU) seguían trabajando este sábado por la mañana, tras una noche en vela, para intentar superar sus divisiones y alcanzar un tratado que proteja la altamar, un tesoro frágil y vital que abarca la mitad del planeta.
Tras quince años de intercambios informales y formales, los negociadores sobrepasaron ya de varias horas las dos semanas de la tercera ronda de diálogos en menos de un año en Nueva York.
Las negociaciones fueron una montaña rusa en los últimos días, y este sábado por la mañana los delegados seguían reunidos a puerta cerrada.
“Todavía tenemos que aclarar algunas cuestiones, pero estamos avanzando y las delegaciones están mostrando flexibilidad”, aseguró la presidenta de la conferencia, Rena Lee, en una breve sesión plenaria celebrada en la madrugada.
El capítulo altamente político del reparto de los potenciales beneficios procedentes de los recursos marinos genéticos estaba ausente del último proyecto de texto.
"Está claro que siguen intentando con todas sus fuerzas conseguir un tratado hoy, de lo contrario ya habrían tirado la toalla", estimó Nathalie Rey, de la Alianza de Alta Mar, que agrupa a unas cuarenta ONG.
Pero incluso si se alcanzan compromisos en todos los capítulos restantes, el tratado no podrá adoptarse formalmente en esta sesión, dijo Rena Lee.
Aunque no haya un acuerdo formal, sería “un gran paso adelante”, declaró Veronica Frank, de Greenpeace.
341 compromisos
La altamar comienza donde terminan las Zonas Económicas Exclusivas (ZEE) de los Estados, a un máximo de 200 millas náuticas (370 km) de la costa, por lo que no está bajo jurisdicción de ningún país.
Pese a que representa más del 60% de los océanos y casi la mitad del planeta, fue ignorada durante mucho tiempo ya que la atención se centró en las zonas costeras y las especies emblemáticas.
Y eso a pesar de que los ecosistemas oceánicos generan la mitad del oxígeno que respiramos, limitan el calentamiento al absorber parte del CO2 que emite la actividad humana y alimenta a una parte de la humanidad. Pero están amenazados por el cambio climático, la contaminación de todo tipo y la sobrepesca.
Durante las negociaciones aparecieron varios puntos de fricción, como el procedimiento para crear zonas marinas protegidas o la modalidad para llevar a cabo estudios de impacto ambiental de las actividades en altamar.
En esta carrera final, los observadores esperaban un empujón de la conferencia Our Ocean (Nuestro Océano), que culminó el viernes en Panamá en presencia de varios ministros que analizan la protección y explotación sostenible de los mares.
Al cierre de la conferencia, la canciller panameña, Janaina Tewaney, anunció que se sellaron "341 nuevos compromisos" para combatir la contaminación, la pesca ilegal y otras amenazas al mar, que implican fondos por 19.970 millones de dólares.
En ese foro Francia anunció que se sumó al "corredor" de conservación en el Pacífico Tropical, creado por Estados Unidos, Panamá y Fiyi, para "ampliar la cooperación al servicio de la protección de los océanos y de la biodiversidad marina", según el secretario de Estado francés para el Mar, Hervé Berville.
En diciembre, el conjunto de los gobiernos del mundo se comprometió a proteger el 30% de las tierras y océanos para 2030. Un desafío imposible sin incluir la altamar, de la que solo está protegida en torno al 1%.
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Equidad Norte-Sur
Otro de los temas sensibles es la minería submarina, que también se debatió en Panamá, donde la vicecanciller chilena, Ximena Fuentes, dijo que iniciar tal actividad “con reglas muy generales puede ser receta para un desastre ambiental”, por lo cual su país promueve “por lo menos” 15 años de moratoria.
“Pese a los diferentes temas pendientes, y la lista es larga, mi impresión es que habrá un acuerdo al final de esta sesión”, dijo Li Shuo, de Greenpeace.
Para él, hay voluntad política y todo se resume "al Norte contra el Sur, al asunto de la justicia y la equidad".
Los países en desarrollo están preocupados por no ser parte plena del tratado debido a la falta de recursos financieros y temen verse privados del trozo de torta de la comercialización de potenciales moléculas milagrosas que podrían ser descubiertas en aguas internacionales.
La Unión Europea prometió en Nueva York 40 millones de euros ($42,4 millones) para facilitar la ratificación del tratado y su aplicación inicial. Asimismo, también anunció en Panamá más de 800 millones de euros ($848 millones) para proteger los océanos para 2023.
Según observadores interrogados resolver los aspectos financieros, políticamente muy sensibles, podría desbloquear todo lo demás y permitir al fin someter el texto a la aprobación de la conferencia.