Helsinki. El presidente ruso, Vladimir Putin, “ya perdió la guerra” en Ucrania, y la actual contraofensiva ucraniana para reconquistar territorios tomados por Rusia en casi 17 meses de guerra lo obligará a negociar, afirmó este jueves el presidente estadounidense, Joe Biden.
Durante una visita a Finlandia para celebrar la reciente adhesión del país nórdico –fronterizo con Rusia– a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), Biden declaró: “Putin podría poner fin a la guerra mañana, solo tendría que decir: ‘Me detengo’”. Continuó diciendo que no hay posibilidad de que Putin gane la guerra en Ucrania debido a la falta de recursos militares de Rusia y a sus dificultades económicas.
A pesar del lento avance de la contraofensiva ucraniana en el este y el sur, el presidente estadounidense se mostró convencido de que Moscú terminará solicitando negociaciones. “Mi esperanza y expectativa son que Ucrania realice avances significativos en su ofensiva y que eso conduzca a una solución negociada en algún momento”, afirmó.
Biden reiteró la promesa de que Ucrania se unirá a la OTAN, a pesar de la frustración de la exrepública soviética por no haber obtenido un calendario de adhesión durante la cumbre de la Alianza de Defensa Transatlántica de esta semana en Lituania. “No se trata de si los ucranianos se adherirán a la OTAN, sino de cuándo podrán hacerlo y lo harán”, declaró.
Poco después, Putin advirtió que el eventual ingreso de Ucrania a la OTAN “no mejorará la seguridad de Ucrania y, de manera general, la volverá más vulnerable al mundo y provocará tensiones adicionales en la escena internacional”.
Más armas
Rusia invadió Ucrania el 24 de febrero de 2022 alegando, entre otras razones, la necesidad de impedir que la exrepública soviética se integre un día a la alianza de defensa transatlántica liderada por Estados Unidos.
Ucrania obtuvo promesas de mayor apoyo militar de las potencias occidentales durante la cumbre de la OTAN. Sin embargo, Putin minimizó este apoyo, afirmando que los misiles occidentales y los tanques de fabricación extranjera no están causando daños críticos en las zonas de combate donde se utilizaron. Además, se informó que las fuerzas armadas ucranianas ya recibieron bombas de racimo, un tipo de armas sumamente controvertido prometido por Estados Unidos.
El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, advirtió que el uso de esas armas, que dispersan submuniciones en un vasto terreno, obligaría a Rusia a “tomar ciertas contramedidas” que serán decididas por sus fuerzas armadas. Tras el fin de la cumbre de la OTAN, Rusia lanzó una serie de ataques aéreos contra Ucrania, y las autoridades ucranianas informaron que destruyeron 20 drones explosivos y dos misiles de crucero rusos. Los bombardeos nocturnos dejaron al menos cuatro heridos en Kiev, según las autoridades.
Amenaza nuclear
El jefe de la diplomacia rusa, Serguéi Lavrov, indicó que la entrega de aviones de combate occidentales F-16, necesarios según Kiev para atacar detrás de la línea de frente rusa, se consideraría una amenaza “nuclear”, ya que esos aviones son capaces de transportar armas atómicas.
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Sin embargo, según Biden, no hay “una perspectiva real... de que Putin use armas nucleares”, pues “no solo Occidente, sino también China y el resto del mundo han dicho: ‘No entres en ese terreno’”.
Biden llegó a Finlandia el miércoles para cerrar la gira europea que comenzó el domingo en Londres. Finlandia dejó atrás décadas de neutralidad y se convirtió en el miembro número 31 de la OTAN en abril.
Esta entrada implica que Rusia tiene ahora otros 1.300 kilómetros de frontera con la OTAN, lo cual es un revés estratégico para Moscú. Se espera que Suecia también se una a la OTAN en breve, tras recibir el visto bueno de Turquía.
Durante su visita a Finlandia, el presidente estadounidense también mencionó la revuelta abortada en junio del grupo paramilitar ruso Wagner y bromeó diciendo que su líder, Yevgueni Prigozhin, debe tener “cuidado con lo que come”.
La visita a Finlandia simboliza el gran cambio en las relaciones entre Washington y Moscú en los últimos años. Hace cinco años, en la misma sala de Helsinki, el entonces presidente Donald Trump celebró una conferencia de prensa conjunta con Putin.