Nueva York. El Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas (ONU) aprobó este jueves una resolución que establece una presencia formal del organismo en Afganistán, aunque el texto no equivale a un reconocimiento internacional del gobierno de los talibanes.
La resolución, que no utiliza la palabra “talibán”, detalla el nuevo mandato de la misión política de la ONU en Afganistán (Manua) por un año. Fue aprobada por 14 votos, incluyendo el de China, con la única abstención de Rusia. Tras la votación, la embajadora de Noruega ante Naciones Unidas, Mona Juul, celebró la resolución, “crucial” no solo para “responder a la crisis humanitaria y económica inmediata” sino también para alcanzar la paz y la estabilidad en Afganistán.
LEA MÁS: Diplomáticos afganos se niegan a reconocer al gobierno de los talibanes
“El Consejo da un mensaje claro con este nuevo mandato: Manua tiene un papel clave que ejercer en la promoción de la paz y la estabilidad en Afganistán y en el apoyo al pueblo afgano, que enfrenta desafíos e incertidumbres sin precedentes”, agregó Juul, cuyo país redactó el texto.
La resolución, que no equivale a admitir representación diplomática de la nueva potencia talibán en la ONU con aceptación de sus embajadores, revisa las relaciones de la ONU con Afganistán para tener en cuenta la toma del poder por parte de los fundamentalistas en agosto.
La Manua tendrá que garantizar que será “los ojos y los oídos de la comunidad internacional en Afganistán” durante el próximo año, reaccionó la organización Human Rights Watch. Las negociaciones para la resolución fueron difíciles, especialmente con Rusia, que está muy aislada pero que este jueves no llegó a usar su veto.
El miércoles, Moscú fue el único que bloqueó el texto, que se había estado discutiendo durante semanas, alegando que faltaba “el consentimiento de las autoridades de facto”, es decir, los talibanes. Para una misión de la ONU, “es imperativo el consentimiento de las autoridades” y el mandato pone en riesgo su propio cumplimiento, subrayó este jueves ante el Consejo de Seguridad el embajador de Rusia ante la ONU, Vassily Nebenzia, para explicar la abstención de su país en la votación.
Un diplomático occidental consideró que Rusia “simplemente obstruyó” las negociaciones, aunque no se aventuró a decir si ello tenía relación con la guerra que lanzó Moscú en Ucrania desde el 24 de febrero. “La fragmentación existía antes, fue revivida aún más por la guerra en Ucrania” y está presente en todos los temas que se tratan en la ONU, comentó, bajo anonimato, el embajador de un país miembro del Consejo de Seguridad.
Mujeres y niños
“Cuando uno dice que sí, el otro dice que no”, agregó, apuntando a Occidente y Rusia. “El desgarro es tal que es difícil alcanzar cualquier consenso” entre los 15 miembros del Consejo. La resolución de Noruega extiende la Manua por un año, hasta el 17 de marzo del 2023.
Comienza con un planteamiento sobre la ayuda humanitaria que se prestará a la población afgana en un contexto de situación económica y social dramática y un entorno de seguridad que parece estabilizarse. La Manua “coordinará y facilitará, de conformidad con el derecho internacional, incluido el derecho internacional humanitario (...) la provisión de asistencia humanitaria y recursos financieros para apoyar las actividades humanitarias”, indicó el texto.
LEA MÁS: Talibanes buscan dotar Afganistán de un ‘gran ejército’
La resolución continúa con un componente político. Naciones Unidas debe “brindar servicios de sensibilización y buenos oficios, en particular para facilitar el diálogo entre todos los actores políticos afganos implicados”, “con énfasis en la promoción de una gobernanza inclusiva y representativa” que será “sin discriminación alguna por motivos de sexo, religión u origen étnico”.
El texto insiste en la “participación plena, igualitaria y significativa de las mujeres”, que hasta ahora han sido excluidas del gobierno controlado por los talibanes. Asimismo, mujeres y niñas son mencionadas nuevamente a propósito de asegurar “la plena protección de sus derechos humanos”, en particular el de la educación, al que acceden bajo estrictas condiciones desde el regreso al poder de los fundamentalistas.