Nueva York. La violencia sigue siendo el principal obstáculo para la consolidación de la paz en Colombia, advirtió este jueves el representante en el país del secretario general de las Naciones Unidas (ONU) ante el Consejo de Seguridad.
En presencia del coordinador del informe de la Comisión de la Verdad, Francisco José de Roux, y la vicepresidenta y canciller Marta Lucía Ramírez, el jefe de la Misión de Verificación de la ONU en Colombia, Carlos Ruiz Massieu, recordó que en las dos últimas semanas murieron asesinados cuatro excombatientes.
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Con ello, suman ya 331 los exmilitantes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) muertos desde la firma en el 2016, del acuerdo de paz entre esa guerrilla y el Gobierno de Juan Manuel Santos. “Una prioridad para cualquier acuerdo de paz debe ser la salvaguarda de las vidas de los que depusieron las armas en buena fe con la seguridad de que serían protegidos”, manifestó Ruiz Massieu.
El funcionario de la ONU culpó a “actores ilegales armados” de la violencia contra “comunidades, líderes y ex guerrilleros” en zonas marcadas por la pobreza y economías ilícitas donde la presencia del Estado es “limitada”. Este informe, elaborado entre el 26 de marzo y el 27 de junio, es el último durante la presidencia del conservador Iván Duque, quien entregará el testigo el 7 de agosto al ganador de los comicios presidenciales del 19 junio, el exguerrillero Gustavo Petro.
Antes, el 20 de julio, se instalará el nuevo Congreso, que contará con 16 diputados de las zonas de conflicto y el 30% de mujeres, en “un reflejo de la diversidad de la vibrante sociedad” colombiana, comentó Ruiz Massieu. El representante de la ONU espera que el nuevo Congreso apruebe más de la treintena de normas relacionadas con la paz todavía pendientes, como una reforma rural y garantías para la participación política.
Ruiz Massieu advirtió que la implementación de las provisiones étnicas del Acuerdo Final “siguen siendo comparativamente bajas” y solicitó “transparencia” en el uso de los fondos para la implementación de la paz.
“La próxima administración tiene una enorme oportunidad y responsabilidad para acelerar la implementación del Acuerdo de Paz”, recordó, antes de concluir, que “hay buenas, muy buenas razones para el optimismo”. El sacerdote Francisco de Roux indicó que más de 10 millones de personas fueron afectadas por la guerra y que 450.000 murieron entre 1985 y 2018 —ocho de cada diez, civiles—.
Comunidades enteras fueron destruidas, mientras más de 8 millones debieron dejar sus hogares. “Nos duele ver que todo el mundo en Colombia sabía lo que ocurría. El mundo sabía lo que ocurría”, dijo. Tras pedir a la comunidad internacional que contribuya a la paz, agregó: “queremos hacer de Colombia el paradigma de la reconciliación”.