Nueva York. La comunidad internacional se comprometió el jueves a aportar $2.440 millones en ayuda humanitaria para Afganistán, apenas poco más de la mitad de los $4.400 millones que la Organización de Naciones Unidas (ONU) se había propuesto recaudar para enfrentar el fantasma de la hambruna en ese país.
Los compromisos provienen de 41 países y fueron formulados en una conferencia virtual de donantes organizada por Naciones Unidas, Reino Unido, Alemania y Catar. “Sin una acción inmediata, nos enfrentamos a una crisis de hambruna y malnutrición en Afganistán”, había advertido el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, en el discurso de apertura.
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Un 95% de afganos no come lo suficiente y nueve millones están amenazados de hambruna, aseguró, pintando un paisaje desesperado de penuria y opresión bajo el régimen talibán. Algunas personas ya están “vendiendo a sus hijos y partes de su cuerpo para alimentar a sus familias” y “un millón de niños gravemente malnutridos están al borde de la muerte”, añadió.
“Los países ricos y poderosos no pueden ignorar las consecuencias de sus decisiones sobre los más vulnerables”, señaló el secretario general de la ONU. Los talibanes retomaron el poder en Afganistán el 15 de agosto, tras la precipitada retirada de las fuerzas extranjeras lideradas por Estados Unidos, y la crisis humanitaria ha empeorado rápidamente desde entonces.
La economía afgana se derrumbó y más de 24 millones de personas necesitan ayuda humanitaria para sobrevivir. El Reino Unido prometió $380 millones hasta abril del 2023, con al menos el 50% de dicha ayuda destinado a mujeres y niñas. “Esta nueva financiación se distribuirá a través de los socios de la ONU y oenegés de confianza. Ninguna financiación irá directamente a los talibanes”, aseguró la ministra británica de Relaciones Exteriores, Liz Truss.
Alemania afirmó que aportaría otros €200 millones en fondos humanitarios. La ministra alemana de Relaciones Exteriores, Annalena Baerbock, denunció que los 20 años de avances para las mujeres desde que las tropas encabezadas por Estados Unidos expulsaron a los talibanes en el 2002 “no deben desaparecer como el hielo que se derrite al sol”.
‘No marginar a las mujeres’
La conferencia de donantes tiene lugar una semana después de que los talibanes cerraran los colegios de secundaria para niñas, ante la consternación mundial, pese a su promesa de mayor moderación que durante su régimen anterior, de 1996 al 2001.
Los organizadores condenaron la clausura de las escuelas femeninas. pero insistieron en que la comunidad internacional no debe abandonar al pueblo afgano, cuando un 60% de su población requiere ayuda para subsistir. También pidieron a los donantes no olvidar la crisis en Afganistán por la atención prestada a la invasión rusa de Ucrania.
“Ucrania es de vital importancia, pero Afganistán apela a nuestras almas por compromiso y lealtad”, declaró a periodistas el coordinador humanitario de la ONU, Martin Griffiths, hablando desde Kabul. “Necesitamos evitar lo peor en Afganistán, por eso llamamos a los donantes a que sean generosos”, señaló.
Hizo hincapié en que servicios básicos como la salud y la educación están bajo mínimos y millones de personas no tienen acceso al empleo. “Y como si las cosas no pudieran empeorar más”, el país sufre su peor sequía en décadas, agregó.
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Griffiths dijo esperar que medidas como el cierre de los colegios femeninos sean “rescindidas en el futuro cercano”. El británico, que se reunió con los líderes talibanes en Kabul esta semana, se declaró “firmemente convencido” de que la puerta sigue abierta para un diálogo con la comunidad internacional.
“Entendemos lo delicado que es hacer donaciones a Afganistán en este contexto, pero insistimos también en la importancia de no aislar a Afganistán” porque “eso legitima las posturas radicales”, declaró el vocero del ministerio de Relaciones Exteriores de Catar, Majed Al Ansari. Y llamó a los talibanes a escuchar del mundo musulmán que “las enseñanzas del islam no marginan a las mujeres”.