Managua. El presidente de Nicaragua , Daniel Ortega, aceptó las condiciones de los obispos para iniciar un dialogo nacional, entre ellas el cese de la represión y el ingreso al país de la Comisión Interamericana de Derechos humanos (CIDH) para investigar las 49 muertes ocurridas en las protestas.
"Estamos de acuerdo en trabajar cada uno de los puntos allí planteados (por los obispos), tomando en cuenta que en todos se recoge su buena voluntad como mediadores y testigos", respondió Ortega en una misiva dirigida a la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN).
Ortega dijo además que en el gobierno están listos para acudir a su llamado al diálogo en la fecha más pronta posible, para tranquilidad de todos los nicaragüenses.
Los obispos, mediadores del diálogo, habían pedido al presidente que autorizara el ingreso de la CIDH para aclarar las muertes en las protestas y que cesara de inmediato la represión como premisa ineludible para abrir las conversaciones.
Las presiones contra el presidenteOrtega aumentaron este sábado con protestas callejeras y bloqueos de carreteras en diversos puntos de Nicaragua, a la espera de que el gobierno cumpliera con las garantías que pide la iglesia católica para iniciar un diálogo, después de casi un mes de manifestaciones.
El ataque contra campamentos de estudiantes que protestan contra el Gobierno en la Universidad Politécnica de Nicaragua (Unipol) y la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN), en la madrugada del sábado, dejó un saldo de dos muertos y al menos 10 heridos, según la policía
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Los clérigos también instaron a Ortega a dar signos creíbles de su voluntad de diálogo y para ello le demandaron eliminar los cuerpos paramilitares y fuerzas de choque que intimidan coaccionan y agreden a los ciudadanos.
En la carta, el mandatario dijo que coincide con los obispos en la necesidad del cese de la violencia, intimidación y agresión a los ciudadanos, y agregamos nuestra gran preocupación sobre ambientes de temor creados en comunidades.
Con las protestas pacíficas, que respetamos absolutamente, se multiplican hechos de violencia, que asolan y afectan la calidad de vida de nicaragüenses de todas las edades, que claman a Dios por el retorno a la normalidad, señaló Ortega.
Diversos sectores nicaragüenses acusan al gobierno de haber promovido una brutal represión contra los manifestantes, que han dejado hasta este viernes 49 muertos y más de 400 heridos desde que estalló la revuelta el 18 de abril.
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"Podemos asegurarles que seguimos y seguiremos trabajando para que se establezcan la verdad y responsabilidades alrededor de los dolorosos y trágicos hechos de las últimas semanas, y nos comprometemos a fortalecer todas las libertades", aseguró el mandatario, en una carta que fue leída por su esposa y vicepresidenta Rosario Murillo.