Colonia. AFP. Cuatro meses después de haber sucedido a Juan Pablo II, el papa Benedicto XVI mostró a los files su estilo austero, en las Jornadas Mundiales de la Juventud de Colonia, Alemania.
Su forma contrasta con la exuberancia espontánea del Pontífice polaco y la moderación de sus elevadas exigencias.
Los jóvenes católicos llegados a Colonia con el recuerdo de Juan Pablo II, mezcla de "superestrella" y de "abuelito cómplice", se adaptaron de buena manera a su nuevo jefe espiritual, quien es un pedagogo discreto y atento.
De cierta forma, Benedicto XVI cerró en Alemania la era del exuberante Papa polaco.
Tarea. Consciente de ser heredero de un personaje muy querido, el nuevo Papa ha seguido sin cesar las huellas de su predecesor, haciendo aclamar su nombre y recibiendo estruendosos aplausos.
Los peregrinos, jubilosos de rodear a su nuevo jefe espiritual, dispensaron a Benedicto XVI un recibimiento caluroso, aunque no puede compararse con los delirios de entusiasmo que causaban las apariciones de Karol Wojtyla.
Benedicto XVI hizo todo lo posible por contener este entusiasmo en límites razonables, mientras que Juan Pablo II adoraba el contacto con los fieles.