Ciudad del Vaticano. Reuters. Aún en medio de la tormenta por sus recientes comentarios sobre el Islam, el papa Benedicto XVI pidió ayer tolerancia a otras religiones y culturas y dijo que el renacimiento de la fe podría ayudar a fomentar esta apertura en los países occidentales.
El Pontífice dijo al nuevo embajador alemán en el Vaticano que la Iglesia Católica Romana nunca obligaría a nadie a aceptar sus enseñanzas de Jesucristo.
Líderes musulmanes de todo el mundo han criticado a Benedicto XVI por un discurso que dio hace dos semanas en el que citó a un emperador bizantino diciendo que el Islam había sido divulgado mediante la espada y que solo trajo maldad al mundo. El Papa ha dicho cuatro veces que lamenta la conmoción desatada.
“La tolerancia y apertura cultural deben caracterizar los encuentros con otras personas”, dijo Benedicto XVI al embajador Hans-Henning Horstmann, quien le presentó sus credenciales en la residencia papal de verano en Castelgandolfo, al sur de Roma.
“La Iglesia no se impone a sí misma, porque la fe en Jesucristo que proclama solo puede darse en libertad”, agregó el Pontífice.
Reverencia. Citando un sermón que dio en su reciente viaje a Baviera, el Papa dijo que el mundo necesita una tolerancia “que incluya la reverencia a Dios, una reverencia a lo que es sagrado para otros”.
“Esa reverencia solo puede resurgir en el mundo occidental si la fe en Dios vuelve a crecer”, agregó.
Benedicto XVI advirtió que no hay que confundir la tolerancia con la total indiferencia a los otros.
“La verdadera tolerancia siempre necesita del respeto a las otras personas, que son la creación de Dios y cuya existencia ha sido reafirmada por Dios”.
El Papa dijo que la Santa Sede, que se preocupa por el destino de los cristianos en todo el mundo, quería trabajar “con todas las personas de buena voluntad para servir a la gente, a su dignidad, a su integridad y a su libertad”.
Benedicto XVI también aprovechó la ocasión para reiterar su oposición al aborto, a las uniones civiles de parejas del mismo sexo y a la investigación con células madre, e instó a Berlín a no suprimir las clases de religión en escuelas públicas.
Pidió a Alemania no expulsar a quienes buscan asilo cristiano.