Más de dos millones de musulmanes comenzaron ayer el haj, o peregrinación anual a La Meca, en medio de fuertes medidas de seguridad, en momentos en que Arabia Saudí continúa enfrentando a militantes islámicos que tratan de socavar el poder de la familia gobernante.
El haj de este año está ensombrecido por temores de un posible ataque de la red al-Qaeda de Osama bin-Laden, a la que se atribuyen una serie de ataques suicidas en el reino saudí desde la invasión estadounidense a Iraq en marzo del año pasado.
El jeque Saleh al-Taleb instó a oponerse a la violencia a los musulmanes reunidos para las plegarias de ayer.
“El haj no debe ser convertido en algo en contra de sus intenciones originales. Un musulmán no debe dañar a otro musulmán”, dijo en la Gran Mezquita de La Meca, foco del peregrinaje.
Según diplomáticos, el gobierno saudí teme que los radicales ataquen durante el haj para socavar a la familia gobernante, cuya autoridad emana de su custodia de los sitios sagrados del Islam.
El jueves, fuerzas de seguridad saudíes capturaron a un militante islámico que estaba en su lista de los más buscados, tras un tiroteo en Riad en el que murieron cinco policías.
Garantizar la seguridad en el haj es la prioridad de los 5.000 policías saudíes y militares desplegados en y alrededor de La Meca. Estampidas humanas han cobrado las vidas de cientos de personas durante la década pasada, incluyendo a 14 en el 2003.
Iraquíes participan
Las autoridades saudíes dicen que más de 40.000 peregrinos iraquíes asistirán al haj, que dura cinco días, la mayor cantidad en años tras la caída del gobierno de Sadam Husein en abril del 2003.
Decenas de miles de peregrinos, a pie, en transporte público o en vehículos privados, pasarán a raudales por un paso de montaña hasta Mena, tres kilómetros fuera de La Meca.
En una gran operación logística, unos 20.000 autobuses transportarán a los peregrinos a las planicies fuera de La Meca.
El sábado avanzarán hacia el cercano Monte Arafat para un día de plegarias recordando el sermón de despedida del profeta Mahoma, hace 14 siglos.
El domingo, los peregrinos lanzarán piedras contra unas columnas ubicadas en el lugar donde según la tradición el diablo se apareció al patriarca bíblico Abraham. En otros años, durante ese acto se han producido numerosas estampidas mortíferas.
La festividad musulmana de Eid al-Adha comienza ese día, con el sacrificio de cabras, carneros y vacas, en conmemoración de la disposición de Abraham de sacrificar a su hijo Ismael a pedido de Dios.