Sao Paulo. AP. Las posibilidades de encontrar vivo a un sacerdote católico desaparecido desde el pasado domingo, tras intentar cubrir un trayecto aéreo atado a centenares de globos de fiesta llenos de helio, disminuyen cada día, reconocieron ayer los equipos de rescate.
El reverendo Adelir Antonio de Carli sigue desaparecido tres días después de despegar de la ciudad portuaria de Paranagua atado a centenares de globos. Llevaba un casco, un traje termal de vuelo y ropa a prueba de agua.
De Carli intentaba batir una marca de esa especialidad para recabar fondos para la construcción de un centro de descanso para camioneros, donde los conductores podrían detenerse y recibir apoyo espiritual.
Pero a menos de una hora de vuelo, de Carli avisó a su equipo por medio de un teléfono satelital que no podría completar la ruta planeada para arribar a la ciudad de Dourados, a 750 kilómetros (465 millas) de distancia, de acuerdo con declaraciones de José Carlos Boom, un miembro de su equipo.
“El sacerdote nos dijo que comenzaría a descender sobre el mar, pero nunca dijo que estaba a punto de chocar contra el agua, declaró Boom. Nunca oímos pánico en su voz”, concluyó.
Carli mantuvo contacto con el equipo utilizando un aparato de localización satelital para reportar su posición mientras descendía. Lo hizo durante ocho horas, hasta que su teléfono se quedó sin batería, dijeron fuentes allegadas.
Varias personas fueron a su encuentro casi inmediatamente, pero desafortunadamente todavía no tenemos idea de dónde pueda estar, aseguró Bom.
Ayer, embarcaciones de la Armada, aviones de la Fuerza Aérea, helicópteros y pesqueros privados reanudaron la búsqueda en el océano Atlántico frente a la costa meridional brasileña.