Washington
Sigue siendo la principal esperanza de los demócratas para mantenerse en la Casa Blanca, al menos por ahora. Pero Hillary Clinton no logra sacudirse el escándalo vinculado a sus correos electrónicos, que afecta su imagen y trastoca su campaña.
El lunes, el Departamento de Estado divulgó unos 4.000 nuevos mensajes que Clinton envió o recibió desde una dirección y servidor privados cuando dirigía el Departamento de Estado (2009-2013).
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Pero la revelación de que otros 150 mensajes fueron clasificados a posteriori por contener información considerada "sensible" no hizo más que incrementar las sospechas sobre la candidata demócrata, cuyos correos electrónicos son actualmente investigados por el FBI.
Los republicanos han aprovechado para cuestionar la conducta de Clinton, destacando la naturaleza potencialmente criminal de un mal manejo de información clasificada.
"Creo que ha sido muy incriminatorio", señaló el martes a Fox News el exgobernador de Florida y precandidato del partido Republicano Jeb Bush. "De seguro tiene un problema serio".
Las encuestas muestran que el apoyo a Clinton se reduce. Su rival en el partido, el senador Bernie Sanders, de 73 años, que se describe a sí mismo como un socialista demócrata, y por quien nadie habría apostado nada hace unos meses, la está alcanzando.
Incluso el vicepresidente Joe Biden, que buscó sin éxito la presidencia en dos oportunidades, analiza si se suma a la carrera por la candidatura demócrata desafiando a quien quiere convertirse en la primera mujer presidente del país.
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¿Será que una de las políticas más resistentes de Estados Unidos —que ha enfrentado duras críticas por su fallida reforma de la salud cuando era primera dama, por su papel en la respuesta a los ataques de Bengasi o el escándalo Lewinsky durante la presidencia de su esposo Bill— sea finalmente derrotada por un mal manejo de sus correos electrónicos?
"Las últimas revelaciones son potencialmente muy, muy dañinas, aunque es demasiado pronto para asegurarlo", dijo el profesor de leyes Nathan Sales de la Escuela de Leyes de la Universidad Syracuse a la AFP.
Sales apunta a alguna de la información clasificada que se cree fue transmitida a Clinton vía email, especialmente material que según dijo un inspector general al Congreso, debió haber sido marcado como "Top Secret" y "TK" o "Talent Keyhole", como se clasifica a información sensible obtenida por imágenes satelitales o interceptaciones de comunicación.
Una información que según Sales "sería obviamente tan sensible que cualquiera que tenga acceso a la misma sabría que no debe enviarse".
Añadió que alguien del Departamento de Estado podría ser acusado por los correos electrónicos.
"La pregunta del millón es si la propia Clinton puede ser perseguida penalmente", sostuvo.
Para Merle Black, profesor de ciencia política de la Universidad Emory, el dilema de los correos electrónicos es "muy nixoniano", en el sentido de que las acusaciones de mala conducta han persistido y el tono es de secretismo, pese a la promesa de Clinton de cumplir las órdenes oficiales.
Clinton insistió primero en que "no había material clasificado" en sus correos.
Pero unas semanas después dijo a periodistas que los correos electrónicos en su servidor no estaban marcados como clasificados en el momento en el que fueron enviados.
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El diario The Washington Post indicó el martes que Clinton "escribió y envió" al menos seis de los emails ahora clasificados, lo que parecería ir en contra de las afirmaciones públicas realizadas por la candidata.
La controversia ha hecho que "grandes figuras del partido Republicano la estén usando como saco de boxeo y ella no ha podido responder eficazmente los golpes en ese tema", sostuvo Black.
"En esta etapa todavía parece remota" una acusación formal contra Clinton, indicó. "Pero su problema no es solo legal. Ya ha sido duramente golpeada en cuanto a la percepción que tiene la gente sobre su confiabilidad".
Para muchos demócratas, sin embargo, la intriga de los emails no es lo que más les preocupa, según encuestas.
Pero si Clinton gana la nominación de su partido podría tener problemas para atraer a los independientes, el electorado de centro que necesita para ganar la elección de noviembre de 2016, observó Black.
"Ahora es una candidata herida", destacó.