Washington. Trece individuos de nacionalidad rusa y tres entidades rusas fueron acusados el viernes de orquestar una compleja trama para interferir en las elecciones presidenciales estadounidenses del 2016 mediante propaganda en las redes sociales para ayudar al republicano Donald Trump y perjudicar a su rival demócrata Hillary Clinton, anunciaron los procuradores.
La acusación, presentada por la oficina del fiscal especial Robert Mueller, es la denuncia más explícita de injerencia ilegal rusa en la elección.
Dice que los rusos crearon mensajes falsos en Internet haciéndose pasar por activistas políticos estadounidenses y compraron publicidad en forma fraudulenta, todo con el fin de inclinar a la opinión pública en una campaña fuertemente disputada.
La intención de la injerencia, señala el acta de acusación, era “sembrar la discordia en el sistema político estadounidense, incluso en la elección presidencial del 2016”.
La acusación es el resultado de la investigación de Mueller de la injerencia rusa y si existió coordinación indebida entre la campaña de Trump y el Kremlin.
Los cargos son congruentes con la evaluación de la comunidad de inteligencia, que meses después de la elección describió una campaña del Gobierno ruso para entrometerse en la elección en beneficio de Trump.
Siembra de cizaña
El “objetivo estratégico” de los rusos era sembrar discordia, afirma la acusación.
Para inicios a mediados del 2016, sus esfuerzos “incluían” apoyar la campaña de Trump y desprestigiar a Clinton. Los rusos también se comunicaron con “individuos inocentes” asociados con la campaña de Trump y otros activistas políticos para coordinar las actividades.
Trump mismo se ha mostrado renuente a reconocer la intromisión. Su vocera Sarah Huckabee Sanders dijo que Trump había sido informado sobre la acusación, pero no hizo otras declaraciones.
Los cargos representan la primera demanda penal contra los rusos. Anteriormente se presentaron cargos contra cuatro personas, entre ellas el exasesor de seguridad nacional de Trump y el ex jefe de su campaña.
De acuerdo con el acta, la Agencia de Investigación del Internet, una usina rusa de mensajes abusivos, insultos y amenazas empezó a entrometerse en la política estadounidense en el 2014 y continuó hasta la elección presidencial del 2016.
Los acusados, “haciéndose pasar por estadounidenses y creando identidades estadounidenses falsas” , manejaban grupos en redes sociales creados para atraer a la audiencia del país.
“Con el tiempo, estas cuentas en redes sociales se convirtieron en los medios con que los acusados llegaban a números significativos de estadounidenses con el fin de interferir en el sistema político estadounidense”, puntualiza el acta.
Cargos contra rusos
Se les acusa de asociarse ilícitamente para “obstruir las funciones legítimas del gobierno de Estados Unidos mediante el fraude y el engaño” , incluso mediante gastos relacionados con la elección del 2016, el no registrarse como agentes foráneos que realizaban actividades políticas y la obtención de visas mediante declaraciones falsas y fraudulentas.
Algunos rusos viajaron a Estados Unidos “bajo pretextos falsos” para reunir información y utilizaron infraestructura informática radicada parcialmente en Estados Unidos para ocultar el origen ruso de su obra.
Según el acta, la Agencia de Investigación del Internet fue fundada por el empresario Yevgeny Prigozhin, de San Petersburgo, apodado el “chef de Putin” porque su cadena de restaurantes y catering organizaba las cenas del líder del Kremlin para dignatarios extranjeros.
La agencia también era financiada por las empresas controladas por él, afirma el acta.