Viena. El acuerdo sobre el programa nuclear iraní quedó prácticamente vacío de contenido tras el anuncio de Irán, el domingo, en el cual aseguró que dejará de respetar los límites que imponía el texto del 2015.
Sin embargo, los analistas apuntan a que Irán mantiene cierta prudencia y evita denunciarlo en su totalidad.
El acuerdo entre Irán y las grandes potencias se suscribió en el 2015 en Viena para garantizar la naturaleza pacífica del programa nuclear de Teherán.
El anuncio del domingo “es más bien un alivio, porque Teherán sigue en la continuidad” de sus anuncios precedentes, indicó un diplomático.
Irán es “políticamente muy prudente” porque “no dice ‘abandonamos el acuerdo’”, aseguró -por su parte- Robert Kelley, exdirector de las inspecciones del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).
Después de varios meses incumpliendo partes del texto, la comunidad internacional temía nuevas infracciones, en medio de la tensión provocada por el asesinato en Irak del general iraní Qasem Soleimani por un ataque estadounidense.
La decisión de levantar las restricciones en las centrifugadoras, que se usan para producir combustible nuclear, “es menos dura que la que se temía de pasar a un enriquecimiento del 20%”, indicó en Twitter Ali Vaez, director de proyecto en el International Crisis Group.
Iran’s decision to put aside the cap on the # of centrifuges as its 5th step away from its JCPOA commitments is less harsh than the initially feared resumption of 20% enrichment. This shows Iran still wants the Europeans on its side and doesn’t want to break the deal yet.
— Ali Vaez (@AliVaez) January 5, 2020
El acuerdo del 2015 estipula que Irán solo puede enriquecer uranio al 3,67%, un nivel muy inferior al 90% que se necesita para fabricar una bomba atómica.
Tras la decisión de Estados Unidos de abandonar el acuerdo en el 2018 y el restablecimiento de sanciones económicas, Irán dejó de respetar el acuerdo y enriquece actualmente al 5%.
Este nivel permite alimentar las centrales nucleares para producir electricidad.
Irán aseguró, sin embargo, el domingo que seguirá colaborando con los inspectores de la OIEA, que podrán seguir ingresando a las instalaciones nucleares del país.
“El JCPOA (el acrónimo del acuerdo) es quizás un zombi, pero todavía no está muerto”, comentó Richard Johnson, de la ONG estadounidense Nuclear Threat Initiative (NTI).
Las centrifugadoras son indispensables para producir uranio enriquecido.
Marcha atrás
Tras el acuerdo de Viena, Irán redujo a 5.060 el número de sus centrifugadoras activas (frente a más de 19.000 anteriormente) y se comprometió a no superar ese número durante diez años.
Pero en setiembre el país incumplió el acuerdo poniendo en marcha en la planta de Natanz centrifugadoras con tecnología avanzada.
En noviembre también puso de nuevo en marcha centrifugadoras en la planta de Fordo.
Según el analista Kelsey Davenport, del instituto Arms Control, hay que ver “cuantas centrifugadoras suplementarias instalará Irán y cuantas utilizará para producir uranio enriquecido”.
El objetivo original del acuerdo era que, en caso de que Irán quisiera fabricar una bomba atómica -lo que el país siempre negó-, necesitara como mínimo un año, o más.
Ahora, tras varios incumplimientos, este tiempo llamado breakout time es inferior a un año, indicó el analista Kelsey Davenport.
Un tiempo que sería incluso menor si Irán pasara a un enriquecimiento al 20% y aumentara la capacidad de sus centrifugadoras.
"Ya no hay ningún obstáculo que obstaculice el programa nuclear de la República Islámica de Irán en el terreno operativo", declaró el domingo el gobierno iraní.
El país repitió de nuevo que está dispuesto a volver a cumplir el acuerdo si Estados Unidos levanta las sanciones que aplica desde el 2018 .