Los Ángeles. Veinte países adoptaron este viernes una declaración para una migración “ordenada” bajo el principio de una responsabilidad compartida, como pide Joe Biden, con la que clausuraron una Cumbre de las Américas envuelta en polémica.
"Ningún país debería cargar en solitario" con los crecientes flujos migratorios, afirmó este viernes el presidente estadounidense, Joe Biden, flanqueado por los demás firmantes de la "Declaración de Los Ángeles", con las banderas de sus países de fondo.
La migración "segura" y "legal" beneficia al desarrollo económico, pero hay que "proteger las fronteras" contra la entrada irregular, con "humanidad", insistió.
El término clave para Biden es responsabilidad compartida, debido a que Estados Unidos no quiere cargar con todo el peso del flujo migratorio. Y aún menos a pocos meses de las elecciones de medio mandato de noviembre, en momentos en que la alta inflación hace caer su índice de aprobación entre la opinión pública.
Parece haber convencido a los dirigentes latinoamericanos aunque en la lista de firmantes de la Declaración de los Ángeles sobre Migración y Protección se echa en falta, por ejemplo, a la República Dominicana y Bolivia.
Cada país aporta su grano de arena. Estados Unidos acogerá a 20.000 refugiados de América Latina en 2023 y 2024 (tres veces más que este año) y desembolsará $314 millones en ayuda para migrantes en la región.
Son muchos menos que los 100.000 ucranianos que Estados Unidos se dispone a recibir después de que Rusia invadiera su país.
Tamara Taraciuk Broner, directora en funciones para las Américas de la oenegé Human Rights Watch, la considera "positiva" pero advierte que para que no se perciba "como un intento de lavado de cara, es indispensable que el gobierno de Biden ponga fin a sus políticas migratorias abusivas y que los gobiernos latinoamericanos asuman su responsabilidad por los abusos que migrantes y solicitantes de asilo sufren dentro de sus fronteras".
Unos 7.500 migrantes irregulares, en su mayoría de Centroamérica, pero también de Cuba, Nicaragua Venezuela y Haití, intentan cruzar a diario la frontera con Estados Unidos, según datos oficiales del mes de abril.
México aumentará de 10.000 a 20.000 el número de Tarjetas de Trabajador Fronterizo y lanzará un nuevo programa de trabajo temporal para entre 15.000 y 20.000 personas de Guatemala cada año que espera extender a Honduras y El Salvador.
Belice, Costa Rica y Guatemala, e incluso España como Estado observador, entre otros, también colaboran, pero estas iniciativas están lejos de aliviar a los migrantes que huyen masivamente de la pobreza, la violencia y la corrupción.
En su ruta desde el Sur hacia el Norte pasan por México, donde una caravana de miles de migrantes avanza actualmente rumbo a Estados Unidos. Varios de ellos contaron a la AFP que están extenuados y algunos, en un acto de protesta por la demora en los trámites de salvoconductos, se cosieron los labios.
La crisis migratoria era el tema troncal de la Cumbre pero fue quedando relegado casi a segundo plano en medio de la polémica diplomática entre aliados.
La lista de países invitados prendió la mecha de la discordia, dado que el gobierno de Biden optó por excluir a Nicaragua, Cuba y Venezuela por considerar que incumplen los estándares democráticos y de los derechos humanos.
En respuesta, algunos países, abanderados por México, decidieron boicotearla, como Bolivia y Honduras. Otros participan en el encuentro, pero como portavoces de los que no pueden venir o para manifestar sus reivindicaciones.
El mandatario argentino Alberto Fernández, en calidad de presidente pro tempore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), a la que pertenecen los tres excluidos por Estados Unidos, afirmó que "el hecho de ser país anfitrión de la Cumbre no otorga la capacidad de imponer el derecho de admisión".
El mandatario chileno, el izquierdista Gabriel Boric, repitió que no le gustan las exclusiones. "Sería distinto sostener en un foro como este, con todos los países presentes, incluso aquellos que decidieron restarse, la urgente necesidad de la liberación de los presos políticos de Nicaragua o también la importancia moral y práctica de terminar de una vez por todas con el injusto e inaceptable bloqueo de Estados Unidos al pueblo de Cuba", afirmó.
Belice considera "imperdonable" que no estén, unas ausencias que el canciller mexicano Marcelo Ebrard calificó de "error estratégico", en nombre del presidente Andrés Manuel López Obrador, que boicoteó la cumbre precisamente por este motivo.
A la protesta por las exclusiones se suma, según Fernández, la necesidad de "reconstruir instituciones que fueron pensadas" para la integración.
"La OEA, si quiere ser respetada y volver a ser la plataforma política regional para la cual fue creada, debe ser reestructurada, prescindiendo de inmediato de quienes la conducen" actualmente, afirmó.
En la misma sintonía Ebrard criticó al secretario general de esta organización, Luis Almagro, y abogó por “refundar el orden interamericano” durante una cumbre que, según declaró este viernes, arroja resultados “muy positivos” en el tema migratorio. Almagro eludió referirse a estas críticas durante su intervención.
La cumbre sirvió de plataforma para reuniones bilaterales, como la de Biden con el presidente brasileño Jair Bolsonaro, quien dijo estar gratamente sorprendido tras el primer encuentro entre ambos.
El líder ultraderechista, criticado con frecuencia por los ecologistas por sus posiciones, sorprendió este viernes al afirmar que no se necesita el territorio amazónico "para expandir el agronegocio".
Además de la declaración sobre migración, en la cumbre se adoptarán proyectos de compromiso político sobre la gobernanza democrática, la salud y la resiliencia, el cambio climático y la sostenibilidad ambiental, la transición a la energía limpia y la transformación digital.