Berlín. La canciller alemana, Ángela Merkel, se declaró este viernes “optimista” al entrar en la última recta de las negociaciones para formar “rápidamente” un gobierno en su país, tras cuatro meses de conversaciones difíciles que debilitaron su imagen tanto en Alemania como en el extranjero.
“Vamos a intentar negociar rápidamente. Creo que la gente espera que nos encaminemos hacia la formación de un gobierno” entre su formación conservadora y los socialdemócratas del SPD, dijo la gobernante.
Los posibles socios esperan terminar esas negociaciones el 4 de febrero, aunque podrían ampliarse dos días más, expresó este viernes un responsable del partido demócrata cristiano de la canciller (CDU), Michael Grosse-Brömer, tras una primera reunión.
Merkel había citado previamente el 11 de febrero como fecha tope para llegar a un acuerdo.
Pero los desencuentros que subsisten entre los socialdemócratas y los conservadores y las profundas divisiones en el seno del SPD respecto a la idoneidad de repetir su alianza con el partido de la canciller podrían alargar los debates.
El presidente del SPD, Martin Schulz, insistió este viernes en la necesidad de que una eventual coalición tenga un programa claramente proeuropeo ante las tendencias aislacionistas de Donald Trump en Estados Unidos.El objetivo debe ser “que Alemania sea nuevamente un líder europeo”, aseguró.
Los socialdemócratas del SPD aceptaron in extremis el domingo negociar un acuerdo detallado para formar una nueva “gran coalición” con los conservadores de Merkel.
Si las conversaciones llegan a buen puerto, Merkel podrá comenzar su cuarto mandato al frente de la primera potencia económica europea.
Impaciencia
La impaciencia empieza a notarse en el país. “Sentimos que la población en Alemania espera ahora, más de cuatro meses después de las elecciones legislativas, la instauración de un nuevo gobierno”, declaró esta semana el presidente, Frank-Walter Steinmeier.
Los últimos comicios, marcados por el ascenso de la extrema derecha y el retroceso de los grandes partidos tradicionales, impidieron que surgiera una mayoría clara en la Cámara Baja del Parlamento y sumieron al país en una situación de bloqueo inédita.
Merkel, quien no logró formar un gobierno entre conservadores, liberales y ecologistas en noviembre, no puede fracasar de nuevo con los socialdemócratas.
Obligada a dirigir un gobierno en funciones desde octubre, la canciller reconoció el miércoles en el foro de Davos que la ausencia de “ejecutivo estable” la privaba de medios de acción.
La canciller, a quien hasta hace poco se consideraba la dirigente más poderosa de Europa, incluso del mundo, según algunos medios estadounidenses, perdió parte de su aura por culpa de sus problemas internos.
Liderazgo europeo
Otro mandatario ocupa desde hace meses el espacio que dejó vacante: el presidente francés, Emmanuel Macron.
“La posición de Merkel (...) podría haberse debilitado en la escena internacional”, mientras que “Macron se instala cada vez más en el papel del jefe de filas europeo”, consideró el semanario alemán Der Spiegel.
Para el diario estadounidense The New York Times, el presidente francés reivindica ahora la posición de “líder del mundo libre”.
En Alemania, ya comenzó el debate sobre la era posMerkel en el seno de su partido (CDU), aunque de momento ningún rival serio se ofreció públicamente como candidato.
“Cuanto más tarda la formación de un gobierno, más terreno pierde. Cada día en el que debe contentarse con ser una canciller en funciones la debilita”, analiza el semanario Die Zeit.
Para cerrar un acuerdo de gobierno, el SPD exige unas medidas a las que se oponen los conservadores: más reagrupamientos familiares para los migrantes, una reducción de las desigualdades frente a las prestaciones sanitarias y menos flexibilidad en el mercado laboral.
Si no consiguen estas concesiones, los socialdemócratas podrían ver cómo sus 440.000 militantes rechazan el acuerdo de coalición, provocando probablemente la convocatoria de nuevas elecciones.
El líder de las juventudes del partido, Kevin Kühnert, se ha convertido en el máximo representante de quienes se oponen a una nueva “gran coalición” con los conservadores. Su creciente éxito entre los militantes llega incluso a hacerle sombra al presidente del SPD, Martin Schulz.