Berlín. La canciller alemana, Angela Merkel, dijo este martes que está dispuesta a aceptar un “doloroso compromiso” para lograr un gobierno de coalición con los socialdemócratas, en el último día de negociaciones.
El martes por la noche, las discusiones entre los dos bandos proseguían. La Unión Democristiana (CDU) convocó; sin embargo, a una reunión de sus dirigentes el miércoles al mediodía para abordar las conclusiones de estas negociaciones.
Por la mañana, a su llegada al lugar de la reunión, la canciller conservadora dijo que subsistían desacuerdos “sobre temas esenciales” y “cada uno tendrá que aceptar un doloroso compromiso”.
“Estoy dispuesta si, al final, podemos garantizar que las ventajas sean superiores a los inconvenientes”, agregó, subrayando que estaba en juego el “interés superior del país”.
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Después de semanas de dudas, de múltiples aplazamientos en los últimos días, los democristianos de Merkel (CDU/CSU) y los socialdemócratas del Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD) deben zanjar: se fijaron como último plazo la jornada de este martes. Las discusiones podrían prolongarse hasta bien entrada la noche.
“Pienso que hoy se va a decidir” si las dos partes “pueden ponerse de acuerdo”, declaró el presidente del SPD, Martin Schulz. Según una allegada de la canciller, Julia Klöckner, las negociaciones podrían durar hasta tarde por la noche.
Las elecciones legislativas de setiembre pasado, marcadas por la caída de los partidos tradicionales y el avance de la extrema derecha, no permitieron establecer una mayoría clara en la cámara de diputados.
Merkel intentó al principio alcanzar un acuerdo de gobierno con los liberales y los ecologistas, pero fracasó.
Para mantenerse al frente del país por un cuarto mandato, y evitar elecciones anticipadas, optó luego por buscar un acuerdo con los socialdemócratas y repetir la coalición del gobierno saliente.
Tras las negociaciones del lunes, los negociadores se pusieron de acuerdo sobre el tema europeo, relanzado por el presidente francés, Emmanuel Macron, en setiembre.
Para Schulz, expresidente del Parlamento Europeo, eso significa el fin de la ortodoxia fiscal en la Unión Europea.
Sin embargo, otros dos importantes temas para el SPD siguen planteando un problema: la reforma del sistema de seguro de salud estatal y la reglamentación de los contratos de trabajo temporales.
Peticiones
Los socialdemócratas piden una reducción de las desigualdades entre cajas públicas y privadas y menor recurso a los contratos temporales. Sobre los dos puntos los conservadores se mantienen firmes.
Los dos bandos tampoco están de acuerdo sobre el nivel de gastos para Defensa. Estados Unidos presiona a los miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN)para que aumenten los presupuestos destinados a esa cartera.
Aunque las cúpulas de los partidos lleguen a un acuerdo habrá que esperar el voto postal de los 440.000 afiliados al SPD que durará varias semanas entre febrero y marzo.
Sin embargo, el SPD, que obtuvo malos resultados en las legislativas (20,5%) y sigue cayendo en los sondeos, está muy dividido. Muchos de sus miembros le reprochan a Schulz que incumpliera sus promesas de orientar el partido hacia la izquierda y de no negociar con Merkel.
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Varios socialdemócratas consideran un acuerdo con Merkel como una sentencia de muerte. Los últimos dos gobiernos de coalición entre los conservadores y los socialdemócratas (2005-2009 y 2013-2017) terminaron en sendas derrotas electorales para el SPD.
En caso de que fracasen las negociaciones, Merkel deberá decidir entre iniciar su cuarto mandato de canciller al frente de un inestable gobierno minoritario o aceptar la convocatoria de nuevas elecciones, dos escenarios que serían inéditos en Alemania desde el final de la Segunda Guerra Mundial.
Si Merkel logra formar gobierno con los socialdemócratas, su cuarto mandato se presenta complicado. Algunos medios ironizan sobre la “coalición de los perdedores”.
Según un último sondeo del instituto INSA, publicado el lunes, el SPD solo obtendría un 17% de los votos y los conservadores retrocederían hasta un 30,5%. Juntos ya no representarían la mayoría de los alemanes.