Washington. La carrera por la Casa Blanca se calentó el domingo luego de que la decisión de Donald Trump de nominar muy pronto su opción para integrar la Corte Suprema recibió una dura crítica de su rival demócrata, Joe Biden, quien insistió en que se debe esperar a las elecciones del 3 de noviembre.
Empeñado en afianzar el bando conservador de la Corte, Trump dijo el sábado que esperaba anunciar la próxima semana quién sucederá a la magistrada liberal Ruth Bader Ginsburg, fallecida el viernes a los 87 años. Indicó que “será una mujer”, aunque precisó aún no había tomado su decisión.
La determinación de Trump de llenar esa vacante antes de los comicios generó el rechazo de los demócratas, desesperados por evitar que el mandatario, quien busca la reelección, mueva la Corte hacia la derecha de forma duradera.
Biden, en un acto en Filadelfia el domingo, pidió a los senadores no someter a votación el reemplazo de Ginsburg "hasta que los estadounidenses hayan podido escoger a su próximo presidente y su próximo Congreso".
La inmediata designación de un postulado por Trump es “solo un ejercicio de poder político descarnado”, denunció Biden quien aventaja al presidente en las encuestas de intención de voto.
Según la Constitución de Estados Unidos, el gobernante nomina a los jueces de la Corte Suprema, cuyos cargos son vitalicios, y el Senado tiene debe confirmarlos.
Batalla en el Senado
En la Cámara Alta, los demócratas son minoritarios: ocupan 47 de los 100 escaños.
Pero luego de que dos senadoras republicanas, Lisa Murkowski, de Alaska, y Susan Collins, de Maine, manifestaron su oposición a una votación apresurada, las probabilidades se achican para la apuesta del mandatario.
Ambos partidos ya se están preparando para una ardua batalla en un año marcado por una votación de juicio político contra Trump, la pandemia de covid-19 y un colapso económico contundente.
Los demócratas disponen de pocas opciones: recurrir a tácticas dilatorias en el Senado o intentar presionar a los republicanos más moderados para que se separen de su partido.
“Tenemos nuestras opciones ... algunas flechas” disponibles, manifestó el domingo la presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi, a ABC.
Pero rechazó la idea de utilizar las conversaciones con la administración Trump sobre un nuevo proyecto de ley de ayuda por la pandemia como palanca para demorar las cosas.
Los demócratas denuncian como hipócrita la actitud de la mayoría de los republicanos, en particular la del líder del Senado Mitch McConnell, quien en el 2016 bloqueó el intento de Barack Obama, mucho antes de las elecciones de ese año, de llenar otra vacante en la Corte Suprema.
Pero los republicanos insisten en que la situación actual es diferente, porque el mismo partido controla tanto el Senado como la Casa Blanca.
“Lo correcto es que el Senado confirme la designación antes del día de las elecciones”, afirmó el senador republicano Ted Cruz.
La Corte tiene un papel decisivo en cuestiones de suma importancia social como el aborto, la atención médica, el control de armas y los derechos de la comunidad LGBTQ.
Los conservadores controlan cinco de las nueve bancas, pero el presidente de la Corte, John Roberts, a veces se ubica del lado de los liberales.
Si la designación de quien suceda a Ginsburg se hace en los próximos días probablemente la mayoría conservadora pase a ser de 6 a 3.
Cruz, quien figuraba en una lista de Trump de posibles candidatos a la Corte, insistió el domingo en que se necesitaba una Corte en pleno funcionamiento para evitar un punto muerto crítico en caso de que se desatara una batalla legal por el resultado de las elecciones.
“Una composición de 4-4 no puede decidir nada”, alegó el senador republicano. “Necesitamos una Corte completa el día de las elecciones”.
Eventuales candidatos
Informes de prensa sostienen que Trump maneja sobre todo dos nombres para sustituir a Ruth Bader Ginsburg: Amy Coney Barrett, una jueza de la Corte de Apelaciones Federal, de 48 años, con sede en Chicago, y Bárbara Lagoa, de 52 años, una jueza federal de Miami.
De la veintena de nombres que figuraban en una lista tentativa divulgada anteriormente por Trump, Barrett, una católica fervientemente antiabortista, está considerada entre los más conservadores.
Lagoa, una cubana-estadounidense, podría ayudar a Trump a ganar votos en el estado clave de Florida.
No se ha fijado una fecha para el funeral de Ginsburg o un servicio conmemorativo público, que seguramente será un gran evento nacional.