
Los ataques con drones a dos instalaciones petroleras de Arabia Saudí, el 14 de setiembre del 2019, agregaron otro poco de pólvora al barril de Oriente Medio, una región plagada de conflictos donde son muchos los que atizan la hoguera.
No fue el primer golpe dirigido a la industria del petróleo, sino uno más y posiblemente tampoco será el último. En mayo, los rebeldes hutíes que pelean en la guerra civil de Yemen dirigieron sus baterías contra oleoductos de aquel reino y obligaron al cierre temporal de uno de los principales.
Ataques a buques petroleros en el golfo Pérsico también se cuentan entre los incidentes que han elevado la temperatura en el golfo Pérsico y el estrecho de Ormuz, una vía estratégica para el comercio mundial de crudo hacia los mercados del Lejano Oriente, Europa y otros mercados.
Las actuales tensiones entre Arabia Saudí e Irán no solo involucran a estos dos actores. Estados Unidos y Europa también siguen de cerca la cuestión, en la que inclusive intervienen añejísimas disputas religiosas... aunque usted no lo crea.
¿Por qué los hutíes atacan Arabia Saudí?
Para entender el involucramiento de la insurgencia hutí en los ataques contra oleoductos, refinerías y campos petroleros de Arabia Saudí hay que recordar que, al sur del reino ultraconservador, está Yemen, escenario de una cruenta guerra civil.
Desde el 2015, Arabia Saudí interviene en el enfrentamiento al lado del gobierno yemení, que los hutíes combaten y al cual han arrebatado vastas porciones del territorio del país, el más pobre del mundo árabe. Los saudíes encabezan una coalición que incluye a otros países, como Emiratos Árabes Unidos, y que cuenta con el respaldo de Estados Unidos.
Los rebeldes se han dotado de armamento, como drones y misiles de crucero, que han demostrado su capacidad de golpear los interses de Riad y cobrarle la factura por la intervención en el conflicto de Yemen.
Un informe presentado en enero del 2018 al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas acusó a Irán de violar el embargo de armas a Yemen y permitirles
a los insurgentes dotarse de aquellas armas.
Los hutíes son musulmanes chiitas de la rama de los zaidíes y representan entre el 30% y 50% de la población de Yemen.
El reino wahabita saudí decidió apoyar al gobierno pues, por un lado, Yemen es su colindancia sur en la península Arábiga. Pero hay algo más: los hutíes tienen el respaldo de Irán, donde los chiitas son predominantemente mayoritarios. En Arabia Saudí, la población es mayoritariamente sunita.
En el siglo VI, en pleno periodo de expansión del islam –la tercera de las grandes religiones monoteístas, junto con el judaísmo y el cristianismo– ocurrió un cisma que separó a los musulmanes en dos grandes ramas: sunitas, que son la mayoría, y chiitas.
¿Qué papel juegan Irán y Arabia Saudí en la actual crisis?
En Yemen, saudíes iraníes libran un pulso por el predominio en el Oriente Medio. Ambos países pugnan por erigirse en la potencia dominante en la región.
Yemen, entonces, es un terreno donde se enfrentan indirectamente en una guerra que ha devastado el país y mantiene a la población, particularmente a la niñez, en grave peligro de supervivencia.
Este alineamiento constituye una de las mayores dificultades para poner fin a ese conflicto, que ya cumple 15 años.
Sin embargo, la disputa entre Teherán y Riad no se limita a Yemen. En otros conflictos en Oriente Medio se encuentran alineados junto a fuerzas opuestas. Uno de los casos más claros es la guerra en Siria. Arabia Saudí ha respaldado a los grupos que pretenden derrocar el gobierno del presidente Bashar al Asad, un objetivo que también comparten europeos y estadounidenses.
Irán es uno de los aliados más fieles de Al Asad, donde apoya a un régimen que tiene sus raíces en la minoría musulmana alauita, una rama del chiismo (Siria es mayormente sunita). Teherán sabe que la caída del régimen sirio lo dejaría aislado frente a Arabia Saudí y otras monarquías árabes, hostiles a los ayatolás.

Por otra parte, Irán mantiene una enconada enemistad con Estados Unidos por el apoyo de este a la monarquía del sha Mohamed Reza Pahlevi, derrocado por una revolución popular en 1979. De allí la alianza con Rusia en el contencioso de Siria y los roces en el golfo Pérsico y el estrecho de Ormuz que han incluido derribo de aviones y drones, y permanente tensión.
Arabia Saudí es un socio privilegiado de Estados Unidos en la región y comprador millonario de armas. Tan importante es esa alianza que la administración del presidente Donald Trump privilegia el valor estratégico por encima, por ejemplo, de flagrantes violaciones a los derechos humanos, como el asesinato macabro del periodista Jamal Khashoggi, en octubre del 2018.
¿Qué más hay detrás de los ataques a los intereses petroleros?
Los ataques a la infraestructura petrolera de Arabia Saudí y a buques cisternas se han producido en un entorno de incremento de tensiones, sobre todo entre Estados Unidos e Irán.
La degradación se aceleró después de que Trump retiró, en el 2018, a su país del acuerdo multilateral sobre el programa de energía nuclear de Irán. Este paso siguió al restablecimiento de sanciones económicas que el presidente estadounidense ha ido incrementando.
Las sanciones apuntan a estrujar las finanzas de Irán golpeando la industria petrolera, de lejos la más importante y clave. Estados Unidos obligó a los países con intereses económicos a optar por acatar el embargo al petróleo iraní o exponerse a represalias. Como consecuencia, han aumentado los apuros para Teherán, cuya población siente el impacto, como la devaluación de la moneda.

Irán sigue presionando a los otros suscriptores del tratado, principalmente a los europeos, que buscan salvar el pacto. El gobierno del presidente Hasán Rohaní ha empezado a apartarse de los compromisos establecidos en el tratado, como los referentes al enriquecimiento de uranio.
La detención temporal de un buque petrolero con producto iraní aparentemente con destino a Siria llevó a Teherán a detener varias naves en el estrecho de Ormuz, en una jugada vista como un toma y daca.
Estados Unidos y Arabia Saudí ven la mano de Irán detrás de los ataques a la infraestructura petrolera del reino. Los hutíes se han responsabilizado por lo cual, al menos, el régimen de los ayatolás parece estar actuando con peones contra su adversario regional.
¿Atacará Estados Unidos a Irán?
Es una posibilidad que no puede descartarse, pero que tampoco puede darse por segura.
Estados Unidos no duda en señalar a Irán como responsable de los últimos ataques, los cuales ha calificado como “un acto de guerra”.
Trump manifestó que su país estaba listo para responder en apoyo a Riad y anunció que se estudian las opciones, aunque el jueves 19 de setiembre del 2019 el secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, expresó que su país prefería una “solución pacífica” a la crisis.
El inquilino de la Casa Blanca ha sido proclive a una retórica verbal muy fuerte con amenazas a Irán, pero sin pasar de allí. Por ejemplo, ante el derribo de un dron de su país en el estrecho de Ormuz afirmó días después que había frenado una operación militar de represalia por considerarla desproporcionada.