Washington. AFP y EFE El mandatario estadounidense, Barack Obama, admitió ayer el fracaso para poder promulgar este año la reforma migratoria, un proyecto favorable a la legalización de 11 millones de indocumentados y pilar de su presidencia, pero que la oposición republicana bloquea insistentemente en el Congreso.
Los republicanos anunciaron que “seguirán bloqueando un voto en la reforma migratoria al menos por el resto del año”, dijo Obama en la Casa Blanca, y calificó esa decisión de “sin sentido”.
El mandatario, que colocó la reforma migratoria en el centro de su reelección y con ello atrajo el creciente voto latino, había presionado durante meses por un voto en la Cámara Baja, resaltando el apoyo mayoritario de la población a la medida y sus beneficios económicos.
Sin embargo, el anuncio de este lunes fue el jaque mate a la ley, cuyas posibilidades de aprobación ya estaban al mínimo en la antesala a unas elecciones legislativas en noviembre y la crisis actual provocada por decenas de miles de menores indocumentados en la frontera.
Ahora, el gobernante abrió las puertas para analizar medidas ejecutivas, aunque limitadas, para atender el problema.
“Tomo medidas administrativas solo cuando tenemos un grave problema y el Congreso decide no actuar. En esta situación, el fracaso de los republicanos para votar una ley es malo para nuestra seguridad, nuestra economía y nuestro futuro”, dijo Obama en la Casa Blanca.
Por su cuenta. El presidente afirmó que empezará “un nuevo intento para arreglar el sistema migratorio lo más que pueda de manera unilateral ”, lo que incluye el reforzamiento de la frontera, un punto de ataque de críticos.
Hace un año, una mayoría de 68 senadores republicanos y demócratas aprobó el proyecto de ley 744 , un documento que propone una vía a la legalización de 11 millones de indocumentados, combinado con un millonario refuerzo monetario para la seguridad fronteriza.
Empero, la oposición del ala más conservadora del Partido Republicano congeló el plan, al que califican de “amnistía” para quienes cruzaron ilegal la frontera.
En medio del debate entre los demócratas y los republicanos, l a oleada de 52.000 niños centroamericanos detenidos desde octubre en la frontera con México solo vino a complicar el panorama y a extender la discusión del tema.
Los menores provienen en su mayoría de Honduras, El Salvador y Guatemala, huyendo de la violencia y la pobreza, algunos con la falsa creencia de que obtendrán “permisos” de residencia.