Washington. El presidente estadounidense, Joe Biden, lo ha repetido desde el principio: la prioridad de su política exterior es China y, aunque el foco lleva meses en la guerra que estalló en Ucrania debido a la invasión rusa del país vecino, su gobierno intenta volver a centrarse en Asia.
La administración demócrata prepara una serie de citas para mostrar que no pierde de vista sus objetivos a pesar de que la guerra ucraniana se prolongue.
El jueves y viernes Biden recibe en Washington a los líderes de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) para reafirmar los intereses de Estados Unidos en esta región, escenario de tensiones con Pekín.
Una semana después viajará a Japón y Corea del Sur. En Tokio, también participará en una cumbre con los demás líderes del “Quad”, una alianza de cuatro países (Australia, India, Japón y Estados Unidos) para contrarrestar las ambiciones de China.
Este viaje permitirá al casi octogenario presidente, que viaja al extranjero solamente en contadas ocasiones, reunirse en persona con sus principales aliados en la región de Asia-Pacífico.
Su secretario de Estado, Antony Blinken, pronunciará pronto un importante discurso sobre la política exterior estadounidense respecto a China, el cual tuvo que aplazar la semana pasada al dar positivo por covid-19.
La sombra de la invasión rusa se cernirá sobre todos estos encuentros, pero el equipo de Biden espera liberarse de ella.
En la cumbre con la ASEAN, “la guerra en Ucrania será un tema de debate, pero también una oportunidad para hablar sobre la seguridad en la región”, comentó la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki.
Psaki mencionó asimismo la pandemia de covid-19 y a Corea del Norte, que corre el riesgo de volver a ser una prioridad para Estados Unidos porque se teme un ensayo nuclear inminente de Pyongyang tras una moratoria de casi cinco años.
Mensaje firme
“Para la administración de Biden, es muy importante garantizar a los países del Indo-Pacífico que ‘sí, estamos enfocados en Ucrania en este momento, pero seguimos comprometidos fundamentalmente con su región’”, explica Yuki Tatsumi, investigadora del centro de estudios Stimson Center.
La relación con China es un reto para los sucesivos gobiernos estadounidenses, que intentan adaptarse a su ascenso económico y tecnológico, a su endurecimiento político interno y a su creciente apetito en la escena internacional.
El expresidente demócrata Barack Obama (2009-2017) lo había definido como la prioridad de la política exterior estadounidense, con la intención de desvincularse de Oriente Medio y de sus largas y costosas guerras.
En 2014, después de la anexión rusa de la península ucraniana de Crimea, el presidente demócrata enfureció a su homólogo ruso Vladimir Putin al calificar a Rusia de “potencia regional” modesta.
Dar un giro a la política exterior de Washington para centrarla en Asia no resulta fácil: Obama tuvo que desplazar a tropas desde Irak para contrarrestar a la organización yihadista Estado Islámico (EI) y en la actualidad Biden afronta en Europa una de las crisis más graves desde la Segunda Guerra Mundial.
Para Hal Brands, del American Enterprise Institute, otro grupo de expertos de Washington, el gobierno estadounidense “tiene razón al decir que China es el único rival sistémico de Estados Unidos” porque “Rusia no tiene el poder” para gobernar el mundo y “lo tendrá aún menos después de esta crisis”.
“Pero el año pasado demostró que Estados Unidos todavía tiene intereses realmente importantes en regiones fuera de Asia, y que esos intereses están más amenazados de lo que pensábamos”, advierte.
Yuki Tatsumi cree que la administración Biden puede usar el ejemplo ucraniano, mostrándose firme con principios como la integridad territorial y los derechos humanos, en un mensaje dirigido a Pekín, a la que acusa de “genocidio” contra la minoría de los musulmanes uigures y sospechosa de querer recuperar por la fuerza la república insular de Taiwán, considerada una provincia rebelde por China.
Antony Blinken afirmó en abril que China seguramente había visto “el costo cuantioso impuesto” por las potencias de Occidente “a Rusia por su agresión” contra Ucrania. “Ahora tendrá que tomar esto en consideración respecto a Taiwán”, advirtió.