Washington. El presidente estadounidense, Joe Biden, promulgó su plan de inversión en salud y clima que constituye una importante victoria política para los demócratas a menos de tres meses de las elecciones legislativas del próximo mes de noviembre.
Fruto de arduas negociaciones con la derecha del Partido Demócrata, la ley incluye la mayor inversión jamás realizada en Estados Unidos para el clima: $370.000 millones para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 40% para el 2030. El texto prevé incentivos financieros para orientar la economía estadounidense hacia las energías renovables, limita el precio de algunos medicamentos y crea un impuesto mínimo de 15% para las grandes empresas.
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“Un país puede transformarse. Eso es lo que está sucediendo ahora”, declaró Biden en un discurso con tintes electorales, antes de firmar la reforma, bautizada “Ley de Reducción de la Inflación”, en la Casa Blanca. “Se trata del futuro. Se trata de aportar progreso y prosperidad a las familias estadounidenses”, dijo. “Se trata de mostrar a Estados Unidos y al pueblo estadounidense que la democracia aún funciona”.
Aunque el Partido Republicano calificó de “estafa” una disposición que concede subsidios para la compra de vehículos eléctricos; el Sierra Club, un grupo ecologista, elogió lo que calificó de paso audaz en la lucha contra el sobrecalentamiento del planeta.
“Este día será recordado por las futuras generaciones como el cambio de rumbo contra la industria de los combustibles fósiles y hacia un futuro más sano, más limpio y más justo para todas las personas de este país”, afirmó el presidente del Sierra Club, Ramón Cruz.
El segundo apartado de este gran plan de inversión tiene como objetivo corregir parcialmente las enormes desigualdades en el acceso a la atención médica en Estados Unidos, en particular bajando el precio de los medicamentos. Medicare, un programa público de seguros médicos para personas mayores de 65 años, podrá por primera vez negociar los precios de determinados medicamentos directamente con las farmacéuticas, y así obtener tarifas más competitivas.
Para financiar estas inversiones, la reforma prevé la adopción de una tasa impositiva mínima del 15% para todas las empresas cuyos beneficios superen los $1.000 millones, para evitar que se acojan a exenciones fiscales que les han permitido pagar mucho menos que el baremo teórico. Se estima que esta medida podría generar más de $258.000 millones en ingresos para el Estado federal en los próximos diez años.
Ventajas para los latinos
Poco después de la firma, la Casa Blanca publicó un comunicado detallando las medidas de la ley que, según el gobierno, aventajan a las comunidades latinas. A nivel sanitario, los latinos con Medicare mayores de 65 años tienen unas 1,5 veces más probabilidades de tener problemas para pagar medicamentos y la nueva ley les garantiza que no paguen más de $2.000 por año por sus fármacos.
El abaratamiento de los medicamentos ayuda en particular a los insulinodependientes. Según el Departamento de Salud, en el 2018 los hispanos tenían 1,3 veces más probabilidades que los blancos no hispanos de morir de diabetes. Esta ley limita a $35 al mes lo que tienen que pagar por insulina.
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También proporciona acceso a vacunas gratuitas y “ayudará a mantener disponible el seguro de salud gratuito o de bajo costo”, señaló la Casa Blanca. “Casi 700.000 latinos tendrán cobertura de seguro médico el año que viene” en comparación con lo que sucedería si no existiera esta normativa, añade.
La lucha contra el cambio climático también les beneficia. Según el movimiento Climate Power, el 40% de los hogares con más dificultades para pagar las facturas energéticas en Estados Unidos son latinos y el 50% afroestadounidenses. La Casa Blanca sostiene que las familias que aprovechen las ventajas fiscales incluidas en la ley para las energías limpias “pueden ahorrar más de $1.000 por año”.
La política estrella de Biden también financia programas para reducir la contaminación del aire en instalaciones industriales y en comunidades desfavorecidas. Y a nivel fiscal “ninguna familia que gane menos de $400.000 por año tendrá una subida de impuestos, ni un solo centavo”, añade el comunicado.