Washington. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, conversó este jueves con su homólogo chino, Xi Jinping, por primera vez en siete meses, con la intención de garantizar que la “competencia” entre ambas potencias no se convierta en un “conflicto”, informó la Casa Blanca.
Durante la llamada, Biden transmitió el mensaje de que Estados Unidos quiere “que la dinámica siga siendo competitiva y que no haya ninguna situación en el futuro en la que se produzca un conflicto involuntario”, comunicó a periodistas un alto funcionario del gobierno.
En Pekín, el canal estatal CCTV reportó que la conversación había sido “sincera, profunda y extensa, sobre las relaciones entre China y Estados Unidos y cuestiones de interés mutuo”.
Esta fue la primera llamada telefónica entre ambos líderes desde febrero, cuando hablaron durante dos horas, poco después de que Biden tomara el relevo de Donald Trump.
Las relaciones entre Estados Unidos y China cayeron en picada bajo el mandato de Trump, quien lanzó una guerra comercial entre la primera y la segunda economía del mundo.
La administración de Biden, aunque insta al multilateralismo y al fin de la ideología “América primero” de Trump, ha mantenido los aranceles comerciales y sigue siendo dura en otras áreas polémicas de la relación con Pekín.
Sin embargo, la Casa Blanca señaló que el impasse diplomático es insostenible y potencialmente peligroso, lo que requiere la intervención de los líderes en la convocatoria del jueves.
“Nos gusta la competencia, pero no queremos que esa competencia se convierta en un conflicto”, expresó el funcionario estadounidense que habló bajo condición de anonimato.
La pregunta del siglo
Según la prensa estatal china, Xi Jinping manifestó a Biden que la confrontación entre las principales economías del mundo “supondría un desastre para ambos países y para el mundo”.
“La cuestión de si China y Estados Unidos pueden manejar adecuadamente sus relaciones (...) es fundamental para el futuro y el destino del mundo”, afirmó la cadena estatal CCTV, citando a Xi.
“Y esta es la pregunta del siglo que ambos países deben responder”, añadió.
Xi subrayó que las dos partes deben continuar su diálogo sobre el cambio climático, la prevención de epidemias y la recuperación económica mundial, “respetando nuestras diferencias”.
De su lado, el funcionario de la Casa Blanca aseguró que el objetivo de la llamada era que la relación entre ambos pueda ser “gestionada de forma responsable” y que las acciones de Estados Unidos no sean “malinterpretadas” por China.
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Los intentos de menor nivel para relacionarse con China no han ido bien, especialmente cuando tuvo lugar, en marzo, un airado intercambio entre el Secretario de Estado Antony Blinken y altos funcionarios chinos reunidos en Anchorage, Alaska.
“No hemos quedado muy satisfechos con el comportamiento de nuestros interlocutores”, expresó entonces el alto funcionario a la prensa.
Ante este “impasse”, “el presidente Biden comprendió la importancia de comprometerse directamente con el presidente Xi”, dijo el funcionario.
Sin cuestiones concretas
Según un recuento de la Casa Blanca tras la llamada, Biden y Xi tuvieron un “debate sobre las áreas en las que nuestros intereses convergen, y las áreas en las que nuestros intereses, valores y perspectivas divergen”.
La llamada del jueves se centró en asuntos “amplios y estratégicos”, sin que se esperen decisiones concretas sobre cuestiones pendientes ni sobre una eventual celebración de una primera cumbre Biden-Xi, según el funcionario.
La lista de desacuerdos entre Washington y Pekín es larga y creciente.
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Más allá del comercio —el funcionario de la Casa Blanca lamenta “las prácticas comerciales injustas y coercitivas de China”—, se está profundizando la tensión por las reivindicaciones chinas sobre Taiwán y numerosas islas en el Mar de China Meridional.
Washington también está enfadado por lo que dice que es la negativa de China a cooperar con una investigación internacional sobre los orígenes del virus causante de la covid-19, que estalló primero en China antes de extenderse por todo el mundo.