Ciudad de Panamá. El secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, viajó este martes a Panamá en un nuevo intento diplomático de controlar la migración en América Latina, motivo de quebraderos de cabeza recurrentes pese a que el foco de la política internacional siga en Ucrania.
El viaje de dos días del jefe de la diplomacia, el primero a América Latina este año, se produce semanas antes de que el gobierno del presidente Joe Biden ponga fin a las restricciones por la pandemia que permitieron expulsar rápidamente a migrantes a México.
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Blinken y el secretario de Seguridad Interior de Estados Unidos, Alejandro Mayorkas, se reunirán el miércoles en Ciudad de Panamá con homólogos de más de 20 países de las Américas para hablar de cooperación en materia de migración.
“Debemos contar con una estrecha colaboración con los gobiernos de toda la región para realmente avanzar en la gestión de la migración irregular y abordar las necesidades de protección de las personas más vulnerables” de la región, afirmó Brian Nichols, el jefe de la diplomacia estadounidense para las Américas.
Las autoridades estadounidenses detuvieron a más de 221.000 personas en la frontera con México en marzo, la cifra más alta en un solo mes en más de dos décadas. Ciudadanos de El Salvador, Guatemala, Haití y Honduras huyen de la pobreza extrema, la violencia desenfrenada y los desastres naturales agravados por el cambio climático. Pero Estados Unidos está lejos de ser la única nación que experimenta tensiones migratorias.
La crisis económica y política de Venezuela ha provocado un éxodo de más de seis millones de personas, siendo la vecina Colombia la que más ha recibido. Nichols aseguró que las negociaciones de Panamá, precedidas por una reunión regional similar en Colombia en octubre del año pasado, tienen como objetivo impulsar el apoyo a las naciones que reciben refugiados, incluso a través de instituciones multinacionales.
Como América Latina rara vez se considera un punto crítico de seguridad global, la comunidad internacional gasta más de 10 veces en cada refugiado de Siria en comparación con cada migrante venezolano, según un estudio de Brookings Institution.
Menos interés
La atención podría desviarse aún más debido a la migración desde Ucrania, de donde han huido más de 4,9 millones de personas desde que Rusia invadió el país el 24 de febrero. “Habrá cada vez menos interés por parte de la comunidad internacional para apoyar a los migrantes en el Hemisferio Occidental mientras tenemos una gran crisis migratoria provocada por Rusia”, estimó Jason Marczak, experto en América Latina del grupo de reflexión Atlantic Council.
Marczak afirma que el gobierno de Biden busca un plan regional para que “ningún país se vea sobrecargado por un mayor número de migrantes, y que los países puedan maximizar las oportunidades que representan los migrantes”. Los refugiados ucranianos han recibido una bienvenida más cálida en gran parte de Occidente que la mayoría de los migrantes musulmanes de Siria y Afganistán.
Biden ha prometido acoger a 100.000 refugiados ucranianos, lo que provocó pocas protestas del Partido Republicano del expresidente Donald Trump, generalmente opuesto a la inmigración. Desde que llegó a la Casa Blanca el demócrata ha prometido analizar las causas profundas de la migración y adoptar un enfoque más humano que el de Trump.
Pero los tribunales le obligaron a mantener una política de su antecesor en virtud de la cual los migrantes esperan en México mientras se procesan sus casos, a pesar de las críticas de los defensores de los refugiados. El 23 de mayo el gobierno pondrá fin no obstante a otra política de Trump, que esgrimió la crisis del covid-19 para expulsar de inmediato a los migrantes afirmando que lo hacía para frenar la pandemia.
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El fin del llamado Título 42, medio año antes de las elecciones de medio mandato, ha enfurecido a los congresistas republicanos. Aparte de la migración, en Panamá, donde Blinken se reunirá con el presidente Laurentino Cortizo, y la delegación estadounidense abordará la recuperación económica, la lucha contra la corrupción y la guerra en Ucrania.
Washington lidera la respuesta occidental contra Moscú por la invasión de Ucrania y busca el apoyo de sus aliados, pero muchos países de la América Latina mantienen una posición más neutral, como México, Brasil o Bolivia. Nichols consideró que también saldrá a relucir la cada vez mayor presencia de China en la región.