La Paz, Bolivia. Centenares de personas abarrotaron este domingo la plaza Murillo para celebrar con lágrimas en la cara la renuncia de Evo Morales, quien gobernó en Bolivia por casi 14 años, un récord nacional de permanencia en el poder.
En el sitio de encuentro está el Palacio Quemado, la vieja casa de gobierno.
“Esta es mi única bandera”, gritó un joven con casco blanco y la cara cubierta, mientras agitaba la bandera tricolor boliviana (rojo, amarillo y verde), mientras un grupo intentaba arriar la whipala, el símbolo ajedrezado que identifica a las culturas indígenas.
“Este sonso, quien no sabe pensar, se ha ido por la ventana; qué bien, estamos felices”, dijo la comerciante Reggina Sojas, de 61 años, en El Prado, la principal avenida de La Paz.
La Policía quitó la whipala de los principales edificios públicos, entre ellos, el Palacio Legislativo, el Tribunal Electoral y el Comando General de la Policía.
Poco antes, el líder cívico derechista que comandó la rebelión popular, Luis Fernando Camacho, cumplió su promesa de entrar al Palacio Quemado con una carta de renuncia de Morales en una mano y una Biblia en la otra.
“Es totalmente glorioso para nosotros, estamos muy felices, y que viva la democracia”, declaró el bancario Ricardo Revilla, de 37 años.
Cerca de ahí, en una esquina de la plaza Murillo, policías de una unidad amotinada en contra de Morales estallaron de júbilo junto a los estudiantes que días antes reprimían.
Policías rezan arrodillados
Al otro lado del país, en Santa Cruz, 900 kilómetros al este de La Paz, una mujer agitaba la tricolor mientras agradecía a “Dios por habernos librado del ‘dictador’”, como sus adversarios comenzaron a llamar a Morales.
"Estamos contentos de que vuelva la democracia después de tanta tiranía", celebró un joven.
Mandos policiales de la región rezaron de rodillas frente a la puerta de la Catedral.
Los vítores de “Viva Bolivia” reemplazaron a los de “¿quién se cansa? nadie se cansa ¿Quién se rinde? nadie se rinde”, que se escucharon en las barricadas durante los días de asedio a Morales en las calles aledañas a la casa de gobierno.
En Sucre, capital de Bolivia, un grupo de personas se reunió en la plaza de Armas, donde se fundó la república en 1825, cantando el himno nacional. “Morir antes que esclavos vivir”, dice una estrofa.
‘Golpe consumado’, dice vicepresidente
La suerte de Morales quedó sellada luego que las Fuerzas Armadas y la Policía le intimaron este domingo a renunciar, tras un motín policial iniciado el viernes que lo dejó virtualmente inerme
“El golpe (de Estado) está consumado”, dijo el ya vicepresidente, Álvaro García, quien acompañó a Morales en su mensaje a la nación en el que anunció su renuncia.
Las manifestaciones contra Morales seguían el domingo en ascenso en las calles del país, a pesar de que el mandatario convocó a nuevas elecciones tras un informe de la OEA que reveló "irregularidades" en los comicios del 20 de octubre.
“No nos moveremos de las calles hasta que el dictador, el asesino se vaya de Palacio”, dijo la excandidata presidencial Ruth Nina, quien preside una asociación de esposas de policías, en las puertas de un cuartel de La Paz, donde había uniformados amotinados.
Los militares y policías le volcaron la espalda a Morales tras saber que turbas enardecidas comenzaran a incendiar las casas de varios de sus colaboradores para presionarlos a renunciar a sus cargos.
Las protestas se desataron después de las elecciones presidenciales del 20 de octubre, en la que Morales obtuvo su cuarto mandato tras un polémico conteo de votos. La oposición consideró fraudulentos estos comicios.
El informe técnico de la OEA que auditó los comicios encontró numerosas "irregularidades", poniendo en duda la "integridad" del escrutinio.
Antes del desenlace de este domingo, un informe de la estatal Defensoría del Pueblo señaló que desde que estallaron los conflictos se reportaron en todo el país tres muertos y 383 heridos.
Morales debía dejar el poder el próximo 22 de enero, al finalizar su actual periodo constitucional de cinco años.
En la ciudad de El Alto, aledaña a La Paz y donde Morales contaba con muchos seguidores, se desataron disturbios. Hubo ataques a cuarteles policiales, que fueron repelidos con gases lacrimógenos.
Media docena de personas fueron detenidas, según televisoras locales.