Brasilia. El presidente ultraderechista Jair Bolsonaro redobló este martes sus ataques contra las instituciones y el sistema electoral de Brasil, en una jornada en que buscó movilizar a sus seguidores en las calles con miras a recobrar fuerzas de cara a los comicios del 2022.
En plena caída de popularidad y en guerra abierta con el Supremo Tribunal Federal (STF), Bolsonaro convocó marchas con motivo del Día de la Independencia: por la mañana arengó a sus partidarios en Brasilia, antes de viajar a Sao Paulo, donde según la policía reunió a 125.000 personas.
“Queremos elecciones limpias, democráticas, con conteo público de los votos. No puedo participar en una farsa como la que defiende el STF”, expresó el mandatario ante una multitud en la céntrica Avenida Paulista.
Bolsonaro lleva meses cuestionando la fiabilidad de las urnas electrónicas, que funcionan desde 1996 y lo condujeron a él mismo en sucesivos mandatos a la Cámara de Diputados y a la Presidencia en el 2018.
Sus críticas, sin fundamento, hicieron que el STF y la justicia electoral abrieran investigaciones en su contra, algo que inflamó aún más la retórica del mandatario.
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‘Solo Dios me saca del poder’
Arengando a sus partidarios, Bolsonaro fustigó este martes a los jueces de ambos tribunales y aseguró: “Solo Dios me saca” del poder.
“Solo salgo preso, muerto o victorioso”, completó el mandatario, multado por el gobierno estatal por no usar máscara.
Tanto en Brasilia como en Sao Paulo, los bolsonaristas —muchos igualmente sin mascarillas— se movilizaron portando banderas nacionales. Algunos llevaban lemas golpistas, como un hombre que agitaba un cartel que decía: “Intervención cívico militar con limpieza de las instituciones”.
Otros criticaron a los expresidentes izquierdistas Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010) y Dilma Rousseff (2011-2016) y otros rezaron por el mandatario, quien entre sus electores cuenta con buena parte de evangélicos.
“Le estamos diciendo que sí al presidente y a las Fuerzas Armadas para que intervengan; ellos son los únicos que protegen nuestra libertad. A partir de este 7 de setiembre, podrán hacerlo”, manifestó en Sao Paulo Valdivino Pereira, trabajador metalúrgico, de 52 años.
“No queremos una ruptura. Pero (...) no podemos permitir que una persona ponga en riesgo nuestra libertad”, aseguró Bolsonaro, en alusión a Alexandre de Moraes, uno de los jueces que lleva estos casos.
“O bien el jefe del STF coloca a (este juez) en su lugar, o bien este poder sufrirá las consecuencias que nadie quiere”, añadió.
Miles en Copacabana
Miles de bolsonaristas también se congregaron en Copacabana, Río de Janeiro.
En Sao Paulo, la ciudad más poblada, también se desarrolló una manifestación opositora bajo el lema “Fuera Bolsonaro”, que según la policía reunió a 25.000 personas.
Al caer la tarde, se escucharon cacerolazos contra Bolsonaro en algunos barrios de Sao Paulo, Río y Brasilia.
La víspera, cientos de manifestantes se concentraron en la región central de la capital y, tras romper un bloqueo policial, muchos ingresaron con vehículos por la avenida que conduce al Congreso al Supremo Tribunal Federal y otros edificios del gobierno.
“Queremos elecciones limpias, democráticas, con conteo público de los votos. No puedo participar en una farsa como la que defiende el Tribunal Superior Electoral”.
— Jair Bolsonaro, presidente de Brasil.
Las movilizaciones y los posibles episodios de violencia acapararon en las últimas semanas el debate público en Brasil, inclusive con alertas para evitar algo similar a la invasión en enero pasado del Capitolio de Estados Unidos por partidarios del entonces presidente Donald Trump. Pero la jornada transcurrió sin incidentes mayores.
‘Retórica autoritaria’
Bolsonaro afirmó en los últimos días que esperaba movilizaciones multitudinarias para enviar un “ultimátum” a los jueces de la corte suprema. Incluso llegó a hablar de la presencia de “dos millones” de personas en Sao Paulo.
Las marchas de este martes “no fortalecen ni debilitan a Bolsonaro. Pero me parece que el presidente ya no tiene la ambición de vencer de manera legítima. Me parece más probable que tenga una estrategia de ignorar una probable derrota y creo que esta estrategia de movilizar ahora a sus seguidores debe ser analizada en este contexto”, dijo Oliver Stuenkel, profesor de Relaciones Internacionales de la Fundación Getulio Vargas en Sao Paulo.
El índice de popularidad de Bolsonaro cayó en julio al 24%, su nivel más bajo desde que llegó al poder en el 2019, especialmente por su gestión de la pandemia, que deja más de 580.000 muertos, y un deterioro económico que impacta en el bolsillo de los brasileños.
Para Maurício Santoro, de la Universidad del Estado de Río de Janeiro, es la primera vez desde la vuelta de la democracia en Brasil que se “vive una situación así”, “semejante a lo que vimos en países como Hungría, Polonia, Venezuela y en Estados Unidos durante Trump”. “Es una retórica autoritaria que debilita la democracia por dentro”, comentó.
Según los sondeos, Bolsonaro sería ampliamente derrotado en las elecciones del 2022 por el expresidente Lula da Silva, quien todavía no ha confirmado su candidatura.