Londres. El excanciller británico Boris Johnson, cuya defensa del brexit en el referendo del 2016 le valió acusaciones de oportunismo, llega a Downing Street precisamente prometiendo sacar sin más demoras al Reino Unido de la Unión Europea.
Conocido por su indisciplinada cabellera rubia y sus incendiarias declaraciones, Johnson, de 55 años, es uno de los políticos más populares del país pero también uno de los más divisivos, que atrae críticas por su retórica populista, su escasa atención a los detalles y sus contradicciones.
Así, en el referendo del 2016 este gran admirador de Winston Churchill –sobre el que escribió una biografía– surgió como uno de los principales defensores del brexit –a cuya victoria contribuyó ampliamente– pero solo tras realizar un inusual ejercicio.
Columnista del diario conservador The Daily Telegraph, había preparado un artículo anunciando que apoyaba la permanencia en el bloque y otro afirmando lo contrario, lo que alimentó la impresión de que su decisión escondía un cálculo político que ahora da resultados.
LEA MÁS: Boris Johnson será el próximo primer ministro británico y promete salir de la UE a tiempo
“No creo que tenga una opinión muy clara sobre el brexit, pero tiene una opinión muy clara sobre sí mismo. Lo único en lo que Boris Johnson cree es en Boris Johnson”, dijo el exdirector general de la Organización Mundial del Comercio (OMC) Pascal Lamy que conoce a la familia Johnson desde que Boris era un muchacho que estudiaba en la Escuela Europea de Bruselas, donde su padre fue funcionario y eurodiputado.
“Una vez que llegue (al poder), querrá quedarse. Creo que el brexit será algo secundario a su estrategia para seguir siendo primer ministro”, agregó.
En sus primeras palabras tras ser elegido líder del Partido Conservador –lo que le convertirá en primer ministro una vez la reina le encargue formar gobierno el miércoles–, Johnson prometió “terminar el brexit el 31 de octubre”, tras dos aplazamientos solicitados por su antecesora Theresa May.
Nacido en Nueva York en 1964, Alexander Boris de Pfeffel Johnson, conocido popularmente como "BoJo", quería desde muy pequeño ser "rey del mundo", contó su hermana Rachel.
Tras estudiar en la Universidad de Oxford, en 1987 comenzó una carrera de periodista en The Times, diario que lo despidió un año después por haber inventado unas declaraciones.
Después fue corresponsal del Daily Telegraph en Bruselas entre 1989 y 1994, favoreciendo historias que ridiculizaban las regulaciones europeas. Algunas de ellas se convirtieron en mantras para los euroescépticos, como la que aseguraba que la UE iba a regular el tamaño de las bananas o acortar los condones.
"No inventaba las historias pero siempre caía en la exageración", recuerda Christian Spillmann, que fue periodista de la AFP en Bruselas durante "los años Boris".
En Bruselas terminó su matrimonio con Allegra Mostyn-Owen, a quien conoció en Oxford, y se acercó a una amiga de la infancia, Marina Wheeler, que se convirtió en su esposa y madre de sus cuatro hijos.
La pareja se separó en el 2018 y Johnson sale desde entonces con una mujer de 31 años, a la que según el Daily Telegraph debe una imagen más moderna y algunos kilos menos.
LEA MÁS: Boris Johnson, aspirante a gobernar Reino Unido, bajo presión para que explique ‘disputa’ conyugal
Fue elegido diputado por primera vez en el 2001, pero adquirió rango de estrella a partir de 2008 al convertirse en alcalde de Londres, un cargo con más exposición pública que competencias, particularmente durante los esplendidos Juegos Olímpicos del 2012.
En la mente de todos quedó marcada una imagen del alcalde Johnson, atascado en una tirolina durante los Juegos de Londres y agitando una banderita mientras esperaba que le descolgaran, una situación ridícula que gracias a su carisma logró transformar a su favor.
Nombrado ministro de Relaciones Exteriores por May en julio del 2016, algunos lo acusan de haber cometidos graves errores diplomáticos. Dimitió dos años después por su desacuerdo con la estrategia negociadora del gobierno que ahora, si llega al poder, espera revolucionar.