Londres. Los británicos deben votar el jueves en unas elecciones locales que serán un test para el primer ministro conservador Boris Johnson, debilitado por el “partygate”, el escándalo de las fiestas organizadas durante el confinamiento en Downing Street, su residencia oficial.
Los resultados permitirán medir la relación de fuerzas en todo el país entre el Partido Conservador de Johnson y el opositor Partido Laborista en vistas a las próximas elecciones legislativas.
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Johnson, de 57 años, obtuvo una amplia victoria en diciembre del 2019 con la promesa de romper años de estancamiento político y poner a funcionar el Brexit, la polarizante salida británica de la Unión Europea (UE).
Pero su poder se debilitó por las fiestas en Downing Street en medio de las restricciones por la pandemia de covid-19, y por un brote inflacionario que golpea a los bolsillos de los votantes. Una investigación policial lo convirtió en el primer jefe de gobierno británico en ser multado por violar la ley estando en el cargo.
Legisladores conservadores, molestos por su actitud, buscaron forzar un voto de censura contra Johnson en enero. Pero la invasión rusa a Ucrania, en la cual Johnson demostró un firme apoyo al presidente ucraniano Volodímir Zelenski, desactivó la rebeldía.
Costo de vida
Una derrota de los conservadores de Johnson en las elecciones del jueves podrían revivir los llamados a que deje el cargo para instalar un nuevo líder para las próximas elecciones generales, previstas para el 2024.
Sin embargo, el escándalo de las fiestas no es importante para los votantes. “Lo que va a llegarle mucho a la gente es el costo de vida: los alimentos suben, la energía sube”, comentó Bob en Dudley, un habitante del centro de Reino Unido. “Lo que él (Johnson) hizo con el ‘partygate’ estuvo mal, se estaban más o menos burlando de uno”, dijo el jubilado de 76 años. “Pero hay que centrarse en el costo de vida”, agregó.
El Partido Laborista tuvo avances a nivel local en el 2018, facilitados por el caos de los conservadores tras el voto del Brexit dos años antes. Keir Starmer, líder laborista desde el 2020, espera volver al poder en los concejos locales del “Muro Rojo”, las áreas laboristas de Reino Unido que votaron por los conservadores en las últimas elecciones generales.
Los sondeos indicaron que los laboristas ganarán la mayoría de los escaños en Reino Unido. Los laboristas esperan, además, arrebatarle escaños en Escocia al independentista Partido Nacional Escocés (SNP), de centroizquierda, y consolidar su control en Gales.
Sinn Fein
Más allá de Johnson, la jornada electoral del jueves puede poner en jaque el futuro a largo plazo del Reino Unido en Irlanda del Norte, donde se elige la Asamblea de la provincia. El partido nacionalista Sinn Fein podría convertirse en el partido más importante de la Asamblea de Irlanda del Norte, algo nunca visto en 100 años de conflictiva historia.
El viernes, una encuesta de LucidTalk para el diario Belfast Telegraph daba a los nacionalistas seis puntos de ventaja sobre el Partido Unionista Democrático (DUP), favorable al Reino Unido.
Deirdre Heenan, profesora de política social en la Universidad de Ulster, consideró que es “un momento de inflexión en la política irlandesa”. “Habrá un mar de cambios si un nacionalista se convierte en primer ministro”, dijo a AFP.
El Sinn Fein, el exbrazo político del Ejército Republicano Irlandés (IRA), favorable a una consulta sobre la soberanía británica en Irlanda del Norte, optó en estas elecciones por insistir en el costo de vida y temas locales.
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Pero el líder del DUP, Jeffrey Donaldson, insistió en que una consulta sobre la soberanía británica está “en el corazón” de la agenda de sus rivales.
Dolor de cabeza
Las elecciones podrían darle a Johnson otro dolor de cabeza constitucional, por cuanto el SNP promete impulsar sus planes de un nuevo referendo independentista escocés. Escocia votó en el 2014 para continuar su unión de tres siglos con Reino Unido y Gales, pero la oposición escocesa al Brexit revivió el tema.