Londres. El primer ministro británico Boris Johnson, que lleva cuatro días hospitalizado con covid-19, salió este jueves de la unidad de cuidados intensivos y proseguirá su recuperación en el hospital St Thomas de Londres.
Único líder de una gran potencia enfermo debido al nuevo coronavirus, Johnson, de 55 años, estaba desde el lunes en la Unidad de Cuidado Intensivo (UCI) de ese hospital, situado cerca de Westminster, junto al Támesis.
Los mensajes durante el día habían sido alentadores: "su estado de salud sigue mejorando", "continúa dando pasos positivos", tiene "buen ánimo".
Finalmente, llegó la noticia que tranquilizaba al país y, que aparentemente, lo deja fuera de peligro.
“El primer ministro ha sido trasladado de los cuidados intensivos al pabellón, donde recibirá una estrecha vigilancia durante la fase inicial de su recuperación”, afirmó un portavoz de Downing Street.
El Ejecutivo ha dicho y repetido que el líder conservador no necesitó respirador y que no se le diagnosticó neumonía.
Aun así, la administración había presentado como un gran progreso el hecho de que “se sentó en la cama y conversó”, lo que hacía pensar que había llegado a estar bastante afectado.
Johnson anunció que tenía covid-19 el 27 de marzo e, inmediatamente, se puso en cuarentena en su apartamento de Downing Street.
Diez días después, mientras otros enfermos notables como el príncipe Carlos (heredero al trono, de 71 años) se habían recuperado, él seguía teniendo síntomas, entre ellos fiebre.
Sus médicos decidieron ingresarlo el domingo en St Thomas para realizarle unas pruebas, pero un día después su estado se agravó y tuvo que ser trasladado a la UCI.
Antes, había fijado instrucciones muy claras del camino a seguir en la lucha contra la pandemia, que cada día gana terreno en el país.
El Reino Unido tiene ya casi 8.000 muertos, con 881 nuevas víctimas registradas el jueves.
Sigue en confinamiento
Si Johnson se recupera rápidamente, podría incluso participar en la próxima decisión crucial que debe tomar el Ejecutivo: prolongar el confinamiento en el país.
Muy criticado por haber tomado medidas de distanciamento social más tarde que sus principales vecinos europeos, el primer ministro cambió el rumbo de una estrategia inicial aparentemente destinada a lograr inmunidad colectiva y el 23 de marzo ordenó al país quedarse en casa.
Una "medida excepcional para circunstancias excepcionales", dijo en un solemne discurso televisado, prometiendo que sería revisada al cabo de tres semanas.
El plazo vence el próximo lunes pero la decisión llegará más tarde: “al final de la próxima semana”, anunció el jueves el ministro de Relaciones Exteriores, Dominic Raab, que reemplaza interinamente al primer ministro a la cabeza del Ejecutivo.
Raab acababa de presidir el comité gubernamental de respuesta a la crisis, conocido como COBRA, que comenzó a analizar los datos disponibles para determinar cuánto más deben durar la medidas.
El confinamiento en el Reino Unido es menos estricto que en otras naciones. Sus habitantes están autorizados a salir para ir a trabajar -en caso de que sea absolutamente necesario-, hacer comprar, ir al médico y hacer ejercicio físico, algo prohibido por ejemplo en España.
El ejercicio físico está teóricamente limitado a una vez por día pero, a diferencia de Francia, no requiere llevar consigo un justificativo escrito, no hay control efectivo de la policía y los parques están abarrotados de gente haciendo caminatas.
Con la llegada de las vacaciones de Pascua y el buen tiempo, las autoridades temen que proliferen viajes y picnics y empezaron a multiplicar los mensajes insistiendo en que la gente se "quede en casa".
"Lo siento mucho", dijo Raab, pidiendo a los británicos que en estas fechas señaladas se abstengan de visitar a la familia.
Convencido de que el esfuerzo dará resultados, precisó que “todavía no lo hemos conseguido”. “Tras todos los sacrificios hechos por tanta gente, no lo arruinemos ahora”, clamó.