Viena. Tras una pausa de cinco meses, los negociadores internacionales sobre el programa nuclear iraní volvieron a reunirse este lunes en Viena en un ambiente “positivo”, aunque los analistas anticipan grandes obstáculos para una pronta reanudación del pacto de 2015.
La reunión fue precedida de una serie de encuentros bilaterales y se celebró en el Palacio Coburg, el mismo donde se concluyó este texto histórico, según un tuit del representante de la Unión Europea (UE). Empezó poco después de las 3 p. m. y duró unas dos horas. Pese a “circunstancias difíciles”, “lo que he visto hoy me incita a ser extremadamente positivo”, declaró el diplomático europeo Enrique Mora, que lidera las negociaciones, a la salida de la reunión.
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A lo largo de los próximos días, los expertos seguirán trabajando con “un sentimiento de urgencia para volver a dar vida” al pacto del 2015, precisó el diplomático, que no quiso ofrecer una fecha de plazo por tratarse de cuestiones “complejas”.
Las negociaciones tienen dos aristas: por un lado, los compromisos nucleares de Teherán; por otro, el levantamiento de las sanciones estadounidenses.
La República Islámica de Irán, que subrayó su “firme determinación” de lograr un acuerdo, calificó también el ambiente de la reunión como “profesional y serio”.
En junio, los negociadores habían culminado una primera fase de conversaciones con un tono positivo, diciendo que se estaba “cerca” de un acuerdo, pero la perspectiva cambió con la llegada al poder del presidente ultraconservador iraní, Ebrahim Raisi.
Irán ignoró durante meses los llamados de países occidentales de reiniciar las conversaciones, mientras fortalecía su programa nuclear.
Teherán insiste ahora en el “levantamiento de todas las sanciones de forma garantizada y verificable”. Para el gobierno, es una “prioridad absoluta”.
En la capital iraní, algunos ciudadanos entrevistados por la AFP dijeron que esperaban “resultados” porque “el poder adquisitivo de la gente común se reduce día a día”.
“Es importante poner fin al sufrimiento del pueblo iraní”, insistió Enrique Mora.
Por su parte, la Casa Blanca reiteró el lunes que “privilegia la diplomacia”.
Y antes de este encuentro en Viena, el enviado estadounidense Rob Malley había advertido que si los iraníes “arrastran los pies (...), entonces, por supuesto, no estaríamos dispuestos a sentarnos y no hacer nada”. En las negociaciones, además de Irán, están diplomáticos de Reino Unido, China, Alemania, Rusia y Francia. Estados Unidos participa de manera indirecta.
‘Situación precaria’
El acuerdo del 2015, conocido como Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA, por sus siglas en inglés), contemplaba levantar algunas sanciones económicas contra Irán a cambio de límites estrictos a su programa nuclear. Sin embargo, el programa comenzó a desmantelarse en el 2018 cuando el entonces presidente estadounidense Donald Trump se retiró y reimpuso sanciones a Irán.
Al año siguiente, Teherán respondió excediendo los límites a la actividad nuclear definidos en el acuerdo. En los últimos meses comenzó a enriquecer uranio a niveles sin precedentes y ha restringido las actividades de los inspectores del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), la agencia de la ONU a cargo de supervisar las instalaciones iraníes.
El director del OIEA, Rafael Grossi, visitó Teherán la semana pasada con la esperanza de abordar varios puntos contenciosos entre la agencia e Irán. Sin embargo, dijo al regresar que no había logrado avances en los temas que planteó. Para no agravar la situación, diplomáticos occidentales decidieron no presionar por una resolución crítica de Irán la semana pasada durante la reunión de la junta de gobernadores del OIEA.
“La renuncia de Irán de alcanzar un compromiso relativamente claro con el OIEA es negativo para el próximo diálogo”, según Henry Rome, especialista de Irán del Eurasia Group. “La situación de los avances nucleares iraníes es cada vez más precaria”, señaló por su parte Kelsey Davenport, experta de la Asociación de Control de Armas.
‘Rumores’
Davenport dijo la semana pasada a periodistas que “si bien el gobierno de Trump fabricó esta crisis, las acciones de Irán la están prolongando”.
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“Irán se comporta como si Estados Unidos fuera a ceder primero pero (...) la presión es un arma de doble filo” que puede acabar con cualquier perspectiva de restaurar el pacto, agregó.
Un punto especialmente preocupante para el OIEA es una unidad de fabricación de componentes de centrifugado en Karaj, cerca de Teherán. El OIEA no ha atenido acceso a las instalaciones desde que sus cámaras fueron dañadas por un “acto de sabotaje” en junio. Irán acusó a su archienemigo Israel de atacar la planta.
“Si hay brechas en el monitoreo del OIEA, creará rumores de que Irán se involucró en actividades ilegales, que tiene un programa encubierto, haya o no evidencia de ello”, señaló Davenport, quien advirtió que eso podría “socavar las perspectivas de mantener el acuerdo”. También se tiene que tener en cuenta a Israel, cuyo jefe de la diplomacia, Yair Lapid, viajó el lunes a Europa con la intención de cambiar las posiciones de Londres y París.