Una verdadera jornada de caos en el Congreso de la República de Guatemala atrasó este domingo la ceremonia de investidura de Bernardo Arévalo como nuevo presidente de ese país, en medio de jugadas políticas para debilitar la nueva administración.
Horas antes de la ceremonia, un parlamento todavía conformado por diputados salientes, de tendencia conservadora y afines al también saliente presidente guatemalteco Alejandro Giammattei, creó una Comisión de Credenciales.
El objetivo de ese órgano, conformado a última hora, y conformado en su totalidad por conservadores, era revisar las credenciales de los 23 congresistas del Movimiento Semilla, el partido de Arévalo.
El objetivo, que se cumplió horas más tarde, fue el de declararlos independientes por considerar ilegítima la presencia de esa agrupación en el Congreso, pues tiene una suspensión temporal de su personalidad jurídica, a petición de la Fiscalía, que investiga presuntas irregularidades en su proceso de formación.
No obstante, una vez que se consolidó el recambio entre los anteriores diputados, que no lograron la reelección en sus cargos, y asumieron funciones los nuevos, incluyendo los de Arévalo, tomaron dos acuerdos legislativos fundamentales.
Primero, ganaron la elección de la Junta Directiva del Congreso, órgano que preside el pleno de los diputados, pero antes de dejar en firme esa elección, revirtieron el acuerdo de los anteriores congresistas por el cual les habían impuesto la condición permanente de diputados independientes.
El problema es que esa condición de independientes, según el artículo 50 de la ley orgánica del Congreso, les habría impedido asumir el control del Directorio legislativo del parlamento guatemalteco.
Asumir la presidencia de Guatemala sin una bancada oficialista e impedida de dirigir el parlamento habría sido un duro golpe político para Arévalo, cuya ceremonia de investidura estaba prevista para las 4 p. m. de este domingo.
Seis horas después, apenas se estaba resolviendo la situación del órgano directivo del parlamento guatemalteco y se juramentó a Samuel Pérez, como presidente del Congreso, a las 10:15 p. m.
Ante el caso vivido en el Congreso, los presidentes de varios países que asistieron a la toma de posesión de Arévalo exigieron al Congreso de Guatemala entregarle el poder.
A ese llamado se sumaron Rodrigo Chaves, de Costa Rica; Luis Almagro, secretario ejecutivo de la Organización de Estados Americanos (OEA); Josep Borrell, representante de la Unión Europea, así como cancilleres y jefes de Estado de la región.
Seis horas después, Arévalo declaraba en su cuenta de X: “Yo estoy aquí en el Teatro Nacional”, para la ceremonia de investidura, sin más comentarios sobre el caos parlamentario.
¡Todo listo para festejar la nueva primavera en Guatemala! 🇬🇹
— Bernardo Arévalo (@BArevalodeLeon) January 15, 2024
Nos vemos en la plaza. pic.twitter.com/v9Gu72yi6J
El sociólogo, exdiplomático y filósofo de 65 años, Arévalo, pasó inesperadamente en junio a la segunda ronda presidencial con una candidata conservadora aliada del oficialismo, a quien venció cómodamente con un 60% de los votos por su mensaje anticorrupción.
Desde entonces, Arévalo y el Movimiento Semilla han enfrentado una ofensiva judicial que él denunció como un “golpe de Estado”, detrás del que estaría la élite política y económica que por décadas ha regido los destinos del país.