La población chilena fue llamada el pasado domingo a las urnas para “Aprobar” o “Rechazar” el texto que durante un año elaboró una nueva convención constitucional, para reemplazar la vigente desde la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).
La nueva Constitución buscaba derogar la de 1980, que es considerada la base de un modelo que permitió décadas de estabilidad y crecimiento económico, pero con una sociedad profundamente desigual.
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¿Qué buscaba la propuesta de “apruebo” o “rechazo”??
Es una propuesta que buscaba reemplazar la Constitución actual de Chile, la cual fue heredada por la dictadura de Pinochet, a cambio de una con mayores derechos sociales.
Asimismo, tenía como fin dejar atrás el sistema económico neoliberal que impuso Pinochet, para sentar las bases de un modelo con derechos sociales.
La actual Constitución chilena contiene bajas tasas de impuestos y casi ninguna regulación ambiental ni a la libre competencia. A partir del retorno a la democracia en 1990 tuvo varias reformas para agregar más regulaciones. Sin embargo, dejó en manos privadas áreas esenciales como la salud, la educación y las pensiones.
¿Qué nuevas propuestas se incluían en el nuevo texto ?
El texto de 388 artículos fue escrito por una convención de 154 miembros, que operó con mucha polémica desde su instalación en julio del 2021. La propia sesión inaugural fue interrumpida varias veces por protestas de los integrantes.
La propuesta nueva garantizaba derechos sociales reclamados por años en las calles de Chile, pero contenía ciertas modificaciones cuyos alcances generaron profundas divisiones entre los economistas.
Buscaba profundizar el cambio hacia un Estado de bienestar, asimismo, establecer un “Estado social de derechos”, con un sistema estatal y universal de salud y educación, además del fin de las administradoras privadas de los fondos de pensiones.
El nuevo texto restablecía el derecho efectivo a la huelga, descentralizar al Estado y establecer el pago de un “precio justo” por expropiaciones. Al mismo tiempo mantener la autonomía del Banco Central y terminar con derechos de propiedad sobre el agua, entregados a perpetuidad en la Constitución vigente.
Por otro lado, permitiría a Chile ser un estado plurinacional que reconoce la autonomía de los pueblos indígenas. Incorporar una democracia paritaria, con un 50% de mujeres en puestos estatales, permitir además la interrupción del embarazo y reconocería las diversidades sexuales.
¿Qué decisión tomaron los chilenos?
El 61,9% de los votantes se opuso a cambiar la Constitución vigente desde la dictadura de Augusto Pinochet, por otra que reconocía nuevos derechos en salud, aborto, educación, pensiones y medioambiente y consagraba una “plurinacionalidad” indígena.
La propuesta fue apoyada solamente por el 38,1% de los 13 millones de votantes. De 346 distritos electorales, apenas en ocho se impuso el “Apruebo”, que sufrió derrotas difíciles de asimilar en las zonas más pobres del país.
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Varios analistas advirtieron a la población de que el texto contenía propuestas demasiado radicales, lo cual generó temor, sobre todo en lo político.
Un polémico proceso de redacción, propuestas que generaron temor, la debilitada popularidad del presidente izquierdista Gabriel Boric y el “voto silencioso”, explican en buena medida el rechazo a la Constitución plebiscitada el domingo.
Muchos vieron en esta medida el peligro de una pérdida del poder de veto de la oposición. Con un gobierno muy activo y acusaciones por parte de la oposición de intervencionismo electoral, el resultado del plebiscito quedó ligado al desempeño del mandatario.
Ninguna encuesta ni estudio esperaba tampoco que se registrara tan alta participación, cercana al 80%.
Tras los resultados electorales, el mandatario afirmó que haría en los próximos días ajustes en su equipo de Gobierno e invitó a la oposición a dialogar sobre cómo encauzar un nuevo proceso constitucional.