Cientos de miles de mujeres se concentraron el sábado en Washington y otras ciudades alrededor del mundo para demostrarle a Donald Trump que no las callarán durante los próximos cuatro años.
"Quiero proteger nuestros derechos y llamar la atención sobre el hecho de que, cuando la gente manifiesta en conjunto, es fuerte", dijo Trisha Norman, 72 años, que llegó desde Carolina del Norte y se dirigía hacia la manifestación.
Junto a ella, marcharon otras mujeres con gorros rosas con orejas de gato, convertidos en el símbolo de la oposición al republicano Trump.
Lea: Nacionalismo en discurso de Donald Trump y protestas en la calle
"Marchamos por el núcleo moral de nuestra nación, contra el cual nuestro nuevo presidente libra una guerra", dijo la actriz América Ferrara en el acto. "Nuestra dignidad, nuestro carácter, nuestros derechos han sido atacados y una plataforma de odio y división tomó el poder ayer. Pero el presidente no es Estados Unidos... Nosotros somos Estados Unidos y estamos para quedarnos".
Las mujeres alzaban carteles con leyendas como "Las mujeres no retrocedemos" y "Menos miedo más amor", además de otros que criticaban las posiciones de Trump sobre el aborto, la salud, la diversidad y el cambio climático.
Desde temprano se advirtieron señales de que las multitudes superarían en número a las que asistieron a la investidura de Trump en la víspera. Funcionarios municipales dijeron que los organizadores de la Marcha de Mujeres sobre Washington habían duplicado su cálculo inicial a 500.000 a medida que crecían las concentraciones y se hacía imposible tomar el metro.
Más de 600 marchas hermanas se planearon alrededor del mundo, en las que no faltó la presencia de muchos hombres. Los organizadores calcularon que participarían unas 3 millones de personas en total. En Chicago se canceló la marcha posterior a la concentración, a la que asistieron unas 150.000 personas.
Mientras las manifestantes se concentraban en el National Mall, el parque de los monumentos nacionales, Trump iniciaba su primera jornada completa como presidente en un oficio en la Catedral Nacional, un rito tradicional al día siguiente de la investidura.
A su regreso a la Casa Blanca su caravana de vehículos pasó junto a grupos de manifestantes que difícilmente podía dejar de ver.
Las participantes se mostraron ofendidas y asustadas por el nuevo presidente y quieren mayor voz para las mujeres en la vida política, de acuerdo con la declaración de los organizadores.
La marcha tuvo el apoyo significativo del mundo del espectáculo. La lista de oradores en Washington incluía a Scarlett Johansson, Ashley Judd, Melissa Harris-Perry y el documentalista Michael Moore. Estaba prevista la asistencia de Cher, Katy Perry y Julianne Moore, y actuaron entre otros Janelle Monae, Maxwell, Samantha Ronson, las Indigo Girls y Mary Chapin Carpenter.
En Washington, Cher dijo que el ascenso de Trump ha asustado a la gente más que nunca antes. En Park City, Utah, Charlize Theron encabezó los cánticos "del amor, no el odio, es lo que da grandeza a Estados Unidos". En Nueva York participaron de la marcha las actrices Helen Mirren, Cynthia Nixon y Whoopi Goldberg.
Había manifestaciones de mujeres y diversos grupos en todo el país y en el extranjero.
En Sidney, Australia, miles de personas marcharon en solidaridad a través del parque Hydede la ciudad. Un dirigente dijo que el odio, los prejuicios y el racismo no son problemas exclusivos de Estados Unidos.
En París, miles se concentraron en los alrededores de la Torre Eiffel, cantando y portando carteles con leyendas como "lo estamos mirando, señor Trump" y "con nuestras hermanas en Washington".
En Praga, cientos de personas se concentraron en la Plaza Wenceslao a pesar del frío intenso con retratos de Trump y el presidente ruso Vladimir Putin, y banderas con leyendas como "Esto es apenas el comienzo".
Es la primera vez en 40 años que un mandatario recién elegido tiene una popularidad tan baja, de apenas 37%, según un sondeo de CBS News.
Aunque Trump ganó la elección con los 308 votos del colegio electoral, Hillary Clinton ganó el voto popular, con tres millones de sufragios más que su rival.