Bogotá. De la mano de un senador y exguerrillero, la izquierda en Colombia se encamina a ganar este domingo la primera vuelta de la elección presidencial, impulsada por el desgaste de la derecha en el poder y el malestar social que destapó una ola de protestas masivas.
A las 8:00 a.m. (hora local) la autoridad electoral declaró abiertos los comicios y el presidente Iván Duque, impedido por ley para aspirar a la reelección, depositó su voto en la central Plaza de Bolívar, en Bogotá. “Tenemos una de las democracias más antiguas de este hemisferio. Tenemos una de las democracias más sólidas y se hace sólida porque cada cuatro años hacemos una transición ordenada”, declaró el mandatario al inicio de la jornada.
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El candidato Gustavo Petro, de 62 años, domina ampliamente la intención de voto en su tercer intento de llegar a la presidencia, pero todo indica que no tendrá suficiente margen para evitar el balotaje del 19 de junio. Federico Gutiérrez y Rodolfo Hernández , el primero aspirante por una coalición de derecha y afín al oficialismo, el segundo un outsider millonario, se perfilan como sus probables rivales en el segundo turno, según las encuestas.
De cumplirse las expectativas, la izquierda alcanzará su mejor resultado electoral en este país de 50 millones de habitantes, gobernado históricamente por élites y atravesado por el narcotráfico y una violencia en aumento, pese al acuerdo de paz del 2016 con la disuelta guerrilla de las FARC.
Petro, que depuso las armas en 1990 tras la desmovilización del M-19, el grupo rebelde nacionalista en el que militó por 12 años, encarna la ruptura. “Hay dos opciones en realidad: o mantener las cosas como están en Colombia o cambiar”, aseguró. Sobre el final de esta campaña polarizada, Gutiérrez se alineó con el anhelo de reformas: “Voy a convocar a todos los sectores para que transformemos a Colombia porque sí necesita un cambio, pero ese cambio tiene que ser seguro”.
“En estos últimos cuatro años se ha profundizado la desigualdad y los niveles de pobreza, la inconformidad y el descontento, y quien ha sabido leer e interpretar y conectarse con el electorado es Petro”, señaló el analista académico Daniel García-Peña.
Así, la elección se define entre el cambio radical que plantea Petro, el moderado que propone Gutiérrez o la alternativa de Hernández, quien quiere acabar con la corrupción que ve en todas partes. Los tres han sido alcaldes de Bogotá, Medellín y Bucaramanga, respectivamente. El abanico lo completan tres candidatos sin opción alguna, incluido el centrista Sergio Fajardo, según sondeos.
Ninguno de los favoritos defiende la gestión del conservador Iván Duque, muy impopular por el manejo económico de la pandemia y quien enfrentó masivas protestas en el 2019 y el 2021 encabezadas por jóvenes que fueron duramente reprimidos por la fuerza pública.
Transparencia en duda
Alrededor de 39 millones de colombianos están llamados voluntariamente a las urnas. El Pacto Histórico, la coalición que encabezan Petro y Francia Márquez, la ambientalista que quiere ser la primera vicepresidencia afro, viene de obtener el mejor resultado para la izquierda en las legislativas, aunque sin mayorías.
El organismo que organiza las votaciones está en entredicho por las inconsistencias en el conteo preliminar de esos comicios, que le restaron votos al movimiento de Petro. Inquieto por un fraude, el izquierdista exigió sin éxito una auditoría externa del software empleado para el cómputo de los sufragios.
Sus dudas sobre la transparencia del proceso alimentaron todavía más la tensión de esta campaña, que transcurrió entre múltiples debates y la preocupación por la seguridad de los aspirantes.
Tanto Petro como Gutiérrez denunciaron amenazas y reforzaron su protección. Principalmente el izquierdista, quien tuvo que blindarse con chaleco antibalas y escudos a su alrededor para subir a las tarimas ante el temor de un magnicidio como los del siglo XX, cuando fueron asesinados cinco aspirantes presidenciales.
Nerviosismo
El posible ascenso de Petro provocó una inusual intervención de los militares en política, pese a que la Constitución les impide votar y deliberar.
El nerviosismo se extendió a empresarios y sectores conservadores de clase alta quienes temen que Petro lleve al país al abismo con su plan para suspender la exploración de petróleo, que responde por la tercera parte de las exportaciones ($13.500 millones en el 2021). El senador, que espera iniciar de ese modo la transición hacia energías limpias frente a la emergencia climática, propone además reformar el sistema público-privado de pensiones y la policía.
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Gutiérrez, entretanto, se enfoca en la seguridad ante el rebrote de la violencia y se presenta como una garantía de la propiedad privada, amenazada según él por Petro. “Por primera vez Colombia puede elegir a un presidente que no proviene de la política tradicional”, pero Petro “no ofrece confianza”, opinó el economista Jorge Restrepo, de la Universidad Javeriana.
Cualquiera sea el vencedor tendrá que lidiar con un país todavía convaleciente por los estragos de la pandemia. La pobreza alcanza al 39% de la población, el desempleo urbano al 17,2% y la informalidad al 43,5%. La corrupción y la situación económica son las principales preocupaciones de los colombianos, según la firma Invamer.