Londres. Una comisión parlamentaria exhortó el martes al gobierno a investigar posibles injerencias rusas en la política británica , en particular durante la campaña del referendo sobre el brexit en el 2016, y lo acusó de haber subestimado el riesgo.
El informe, muy esperado desde hacía meses, fue redactado por la Comisión Parlamentaria de Inteligencia y Seguridad (ISC), y aunque no dio un veredicto preciso, criticó al gobierno por no haber investigado la cuestión.
Este informe de 55 páginas concluye que la influencia rusa en Reino Unido es la "nueva normalidad" y que esta situación fue "seriamente subestimada".
Sin embargo, el panel no logró aportar pruebas de las injerencias rusas, ni en la campaña del referendo del brexit ni en la de la consulta de independencia de Escocia del 2014, en el que el 55% de los electores votaron para mantenerse en el Reino Unido.
“Tendría que haber habido una evaluación de las interferencias rusas en el referendo. Tiene que haber una y los resultados de esta evaluación tienen que darse a conocer al público”, declaró el diputado laborista Kevan Jones, miembro de la Comisión.
Jones consideró que el Reino Unido no evaluó las interferencias rusas en el referendo sobre la salida de la Unión Europea y resaltó el “contraste sobrecogedor” con la respuesta estadounidenses a la misma cuestión con respecto las elecciones presidenciales del 2016.
Poco antes de la presentación del informe, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, aseguró que "Rusia nunca intervino en el proceso electoral de ningún país del mundo, ni en Estados Unidos, ni en Gran Bretaña, ni en ningún otro sitio".
Rusos, bienvenidos
Según la Comisión, los gobiernos sucesivos acogieron “con los brazos abiertos” a los magnates rusos y a su dinero, lo que les permitió instalarse en el Reino Unido.
La publicación del informe llega en un clima de tensiones entre Londres y Moscú.
El jueves pasado, el Reino Unido apuntó a que “actores rusos” podrían haber interferido durante la campaña de las votaciones legislativas del pasado diciembre, después de que salieron a la luz, en Internet, unos documentos relativos a las negociaciones entre Londres y Washington sobre un futuro acuerdo comercial post-brexit.
Londres también acusó a los servicios de inteligencia rusos de estar detrás de una serie de ataques informáticos destinados a robar los datos de una investigación sobre una posible vacuna contra el nuevo coronavirus.
Según el organismo gubernamental británico encargado de ciberseguridad, un grupo de 'hackers' rusos atacó organizaciones británicas, canadienses y estadounidenses para robar sus investigaciones sobre una vacuna contra el SARS-CoV2.
El Kremlin rechazó esa afirmación y dijo que se trataba de "acusaciones sin fundamento".
La Comisión de Inteligencia y de Seguridad inició su investigación en noviembre del 2017 y entregó su informe al primer ministro el pasado octubre.
A principios de noviembre, el gobierno fue criticado por no querer publicarlo antes de las elecciones del 12 de diciembre, que los conservadores ganaron cómodamente bajo el liderazgo del primer ministro Boris Johnson.
En aquel entonces, el Ejecutivo aseguró que si no difundía el informe era por razones de seguridad nacional.
La investigación de la ISC buscaba responder a la inquietud generada por la supuesta interferencia en las elecciones estadounidenses del 2016 y el impacto de las campañas de desinformación provenientes de Rusia.
La entonces primera ministra británica, Theresa May, acusó a Rusia de propagar "historias falsas" para "sembrar la discordia en el Oeste y socavar nuestras instituciones".
Las relaciones entre Londres y Moscú se enfriaron desde el envenenamiento, en territorio británico, del exagente ruso Serguéi Skripal, en la ciudad de Salisbury (suroeste), en marzo del 2018.
Rusia negó toda implicación, pero el caso desembocó en una oleada de expulsiones cruzadas de diplomáticos entre Londres y sus aliados y Moscú.