Reino Unido celebró sus elecciones legislativas el jueves, resultando en un terremoto político en la isla británica. El Partido Conservador, que mantuvo el poder durante 14 años, pasó de tener 365 escaños y la mayoría en el Parlamento en las elecciones de 2019, a solo 121 escaños en 2024. Este cambio drástico en el panorama político británico no se veía desde la Segunda Guerra Mundial.
“El pueblo británico emitió un veredicto aleccionador esta noche. Hay mucho que aprender... y asumo la responsabilidad de la derrota”, afirmó Rishi Sunak, líder del Partido Conservador tras la derrota ante el Partido Laborista, impulsado por Keir Starmer.
¿Cuál es el impacto de estos resultados en Reino Unido?
Laboristas consuman el éxito luego de una transformación política
En el Reino Unido, el sistema de escrutinio mayoritario uninominal, conocido como first-past-the-post, permite que el candidato con más votos en cada circunscripción se convierta en diputado, dejando sin representación a los demás. Esto causa preocupación en los partidos minoritarios.
El fuerte golpe sufrido por los conservadores tiene múltiples implicaciones. Una de ellas es la transformación impulsada por Keir Starmer, que reposicionó al partido hacia el centro-izquierda, haciéndolo más aceptable en el panorama político británico. Este cambio se reflejó en los 412 escaños obtenidos por el Partido Laborista.
Además, figura en escena el populista de derechas Nigel Farage y su partido Reform UK, antes conocido como Brexit Party (Partido del Brexit) . A pesar de ocupar el octavo lugar en número de escaños, Reform UK fue el tercer partido más votado, con un 14.3% de los sufragios, superado únicamente por laboristas (33.7%) y conservadores (23.7%), según datos casi definitivos.
Partido Laborista regresa a escena tras 14 años
Keir Starmer, el abogado que reorientó el rumbo del Partido Laborista hacia posiciones más centristas, se convertirá en el sétimo primer ministro británico de su formación política, poniendo fin a 14 años de gobiernos conservadores. La ascensión de Starmer coincide con el centenario de la llegada al poder del primer líder laborista, Ramsay MacDonald, quien ocupó el cargo entre enero y noviembre de 1924.
Después de ese primer gobierno laborista, el partido experimentó un periodo dorado en las décadas de los sesenta y setenta con Harold Wilson y James Callaghan, antes de la era de Tony Blair y Gordon Brown, quienes fueron primeros ministros entre 1997 y 2010.
“El trabajo para el cambio comienza de inmediato. Pero no tengan ninguna duda, reconstruiremos el Reino Unido”, declaró Starmer en su primer discurso desde la residencia oficial del Primer Ministro en Downing Street.
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‘Partygate’ golpeó la reputación conservadora
Para muchos británicos, la palabra que mejor define la caída en la reputación del Partido Conservador es “Partygate”.
Este escándalo involucró fiestas navideñas en Downing Street durante la pandemia de COVID-19, con el primer ministro Boris Johnson como figura central, quien presuntamente ignoró las normas sanitarias mientras millones de británicos estaban bajo estrictas restricciones de distanciamiento social y confinamiento.
Este incidente dejó una herida profunda entre muchos votantes conservadores desde las elecciones de 2019.
Tras la salida de Johnson, Liz Truss asumió el cargo y, según analistas británicos, su gestión económica fue percibida como destructiva. Implementó un plan que incluía recortes de impuestos para los más ricos, financiado a través de préstamos, lo cual generó volatilidad en los mercados.
Esto se reflejó en una caída significativa del valor de la libra esterlina, alcanzando su nivel más bajo frente al dólar en más de 30 años.
Truss dejó el puesto apenas 49 días después de asumir como primera ministra, para la llegada de Rishi Sunak, a quien los británicos consideraban como “fuera de onda y sin autoridad”.
El ‘Brexit’ fue un factor determinante en elecciones
Pese a que el Brexit no fue uno de los temas a tratar durante estas elecciones, sus consecuencias son claras. La salida de la Unión Europea exacerbó problemas ya presentes en el Reino Unido.
La inmigración y la economía son problemáticas que los conservadores no pudieron resolver.
El primer ministro británico, Keir Starmer, se refirió al futuro del país en su primer discurso, comprometiéndose a una renovación en la isla. “Hoy iniciamos un nuevo capítulo, iniciamos este esfuerzo de cambio, esta misión de renovación nacional, y comenzamos a reconstruir nuestro país”, concluyó.