Beirut. El presidente sirio Bashar al Asad regresó al escenario internacional luego de más de una década de aislamiento. ¿Puede esta rehabilitación contribuir a una solución en un país dividido por la guerra?
El dirigente sirio espera que los ricos Estados del Golfo financien la reconstrucción de su país, que considera necesaria para que los millones de refugiados puedan regresar, pese a no controlar el conjunto del territorio nacional.
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Por su parte, las monarquías del Golfo desean que el presidente sirio se comprometa a luchar contra el tráfico de drogas, especialmente de captagon, una anfetamina derivada de un medicamento y de la que Siria se convirtió en importante exportador mundial.
¿”Nueva página”?
Asad, que el pasado viernes participó en la cumbre de la Liga Árabe —de la que había estado excluido más de una década— llamó a iniciar “una nueva fase” con sus pares.
Varios Estados árabes, incluyendo a monarquías del Golfo, que apoyaban en los inicios del conflicto sirio a la oposición armada, fueron normalizando sus relaciones con Asad a medida que el dirigente iba recuperando territorios con la ayuda de Irán y Rusia.
El retorno de Asad a la esfera árabe constituye "un reconocimiento de que ganó la guerra, y una aceptación formal de su legitimidad como presidente", consideró Lina Khatib, directora del Instituto de Oriente Medio de la Universidad SOAS de Londres.
“Hay (...) mucho optimismo por el futuro. Hemos pasado página”, afirmó Bassam Abu Abdallah, un analista próximo al gobierno, que dirige el Centro de Damasco de investigación estratégica.
¿Solución política?
La guerra en Siria dejó cerca de medio millón de muertos desde 2011 y un país fragmentado, con zonas del norte en manos de los rebeldes aliados de Turquía o de los kurdos, apoyados por Estados Unidos, aunque actualmente la calma regresó al frente.
Sin embargo, las sesiones de diálogo entre el gobierno y la oposición política, realizadas en Ginebra bajo el auspicio de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y destinadas a conseguir elaborar una nueva Constitución, se saldaron en fracaso. De momento, no se vislumbra ninguna solución política.
Para Lina Khatib, el papel de la oposición política y de los rebeldes armados en “la determinación del futuro político de Siria se redujo considerablemente”.
"Ahora hay aún menos esperanza de que se reanude el proceso de paz liderado por la ONU y que conduzca a una transición política significativa", agregó.
Nicholas Heras, del New Lines Institute for Strategy and Policy, señaló que “la Liga Árabe se alejó de la oposición siria y busca reequilibrar la dinámica regional” con Irán.
Refugiados y reconstrucción
Alrededor de 5,5 millones de refugiados sirios huyeron a países vecinos y más de 6,8 millones se desplazaron dentro de su país.
“Los (países) árabes deben proporcionar a Siria ayuda y asistencia, sobre todo en el tema del retorno de los refugiados”, afirmó Abu Abdallah, subrayando que esa cuestión requiere “de fondos e infraestructuras”.
Sin embargo, Lina Khatib se mostró escéptica con el regreso de los refugiados, y consideró que el régimen no está "dispuesto ni capacitado para actuar de forma significativa" en asuntos como la vivienda, el empleo o la seguridad.
El gobierno sirio “probablemente utilizará el retorno de los refugiados (...) para atraer fondos destinados a Asad y a los aprovechados” que lo rodean, apuntó.
El presidente sirio espera la llegada de fondos del Golfo, pues las sanciones occidentales impuestas contra su país obstaculizan la financiación internacional.
Tráfico de drogas
En la cumbre del pasado viernes, los países árabes instaron a “reforzar la cooperación”, sobre todo en relació con el “tráfico de drogas”, según el comunicado final.
Aún así, Lina Khatib se mostró convencida de que el gobierno sirio no atajará ese lucrativo comercio, sino que más bien "simulará que reduce una parte del flujo de captagon hacia el Golfo a cambio de una compensación financiera por otros canales".
Según Nicholas Heras, Bashar al Asad “regateará” con los países árabes, en especial sobre “la reconstrucción (...), los prisioneros políticos y el tráfico de drogas”.